Capitulo Ocho - Dios proveerá

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Me despertó el ruido del motor de Betty, me senté en la cama y observe las camas vacías de Ben y de Jhon, fue cuando recordé que irían a la comisaria por las armas, y tal vez a traer otro coche, al menos eso había dicho durante la cena.

Me metí en el baño y moví el grifo del agua caliente, el agua comenzó a correr, tenía un color raro pero luego se aclaro, aun teníamos jabón y todo lo necesario para un baño decente, así que no lo dude. – Santa Mierda – Dije al sentir el agua helada caer en mi cabeza y recorrer mi espalda. Fui un idiota al pensar que saldría agua caliente.

Al terminar me envolví en una toalla y volví al cuarto, busque ropa en el armario y me vestí lo más rápido que pude, moría de hambre… Una remera blanca de mangas cortas, sobre esta un jersey negro con cuello alto, un jean azul y unos tenis bastante cómodos que encontré en la parte de abajo del ropero. Revise la munición de mi cargador y guarde el arma en mi cintura, en la espalda baja.

Como por inercia llegué al comedor, pensando en lo mal que había estado con Camila, por esas cosas de la vida ella intento enmendar las cosas, pero mi genio pudo mas, tal vez esas eran sus formas de pedir disculpas y la verdad no tenía ganas de irme de allí. Estaba cómodo en la iglesia y la mayoría de la gente hacia lo suyo, mi único problema era ella, por algún motivo ella se sentía líder, y me veía como una amenaza a su mandato, aunque me había dejado más que claro que no había líderes allí, estaba loca.

- Buen día…- Dije al observar hacia la mesa, Kairi, Uriel y Samara estaban desayunando, Charlie seguía durmiendo lo había visto en su cama hecho una bolita cual niño con frio, el trió saludo a coro y me serví té caliente, luego me acercaron una bandeja con galletas ubicada estratégicamente en el centro, a la misma distancia de todos. Busque sitio junto a Uriel, frente a nosotros las dos chicas, formando una prolija formación.

- Tienes mala cara, ¿Noche difícil? – Pregunto Kairi, Samara hacia un esfuerzo por no mirarme, parecía molesta y Uriel me observaba esperando mi respuesta. Le di un sorbo al té y le agregue azúcar, una vez note un fino hilo de suspenso le respondí. – Como todas…Volví a discutir con Camila…Definitivamente no nos entendemos, me ve como una amenaza… - Dije sin rodeos, me importaba poco que su padre este a mi lado, también me importaba poco su gran tamaño y como podría llegar a reaccionar.

- Sami algo nos conto…- Decía Uriel destruyendo una galleta con su gran dentadura. La joven lo miro con enojo pero no dijo nada, solo llevo su mirada al té nuevamente. – Deberías replantearte eso de que te irás, eres una buena persona, y muy útil, con el tiempo seguro que tu y Camila se llevaran bien…- Agrego Uriel, su hablar era calmo y pausado, por un momento me recordó a la forma de hablar de Kairi.

Este dejo de ser un buen lugar para mi desde el momento en que me vi tranquilo por unos momentos y esa tranquilidad me fue arrebatada, si yo cometo errores o la cago, simplemente pido disculpas, no basta con fingir ser simpático…Ya lo tengo decidido, cuando vuelva Ben tomare mi auto y me iré…- Dije para luego atacar la ultima galleta.

 No estaba molesto o al menos eso creia, al contrario estaba bastante tranquilo, pero era cierto, ya no era cómodo para mi estar allí, dormir con gente a la que no sabes si confiarles tu espalda era algo que me daba tanta seguridad como dormir en un callejón repleto de zombies, aprendí a respetar a los vivos y a los muertos en partes iguales, ambos no durarían en matarte si te consideran una amenaza. - ¿Y qué esperas que Ben y yo hagamos?.- Era Charlie entrando al comedor para sentarse a mi lado. Samara se puso de pie y fue por más té, yo negué con la cabeza cuando me ofreció un poco más, Charlie acepto igual que Uriel.

- Tu y Charlie son adultos, saben cuidarse solos y no me deben ningún tipo de lealtad, si desean quedarse aquí respetare su decisión, al igual que si deciden venir conmigo…- Dije en un tono seco, pero directo. - ¿Hay alguna manera para hacerte cambiar de opinión? – Pregunto Samara con voz temblorosa.

El Amanecer de los MuertosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora