Capítulo 10

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Las mentiras duelen más que la verdad 

Cuando terminó de besarlo y dejarle los labios rojos tanto por el labial rojo puntón que tenía, como por el beso; lo miró con una sonrisa de insípida perra y lo que le dijo encendió mi sangre y el enojo y los celos tomaron posesión de mi cuerpo.

-Hola, amor, ha sido mucho tiempo.- dijo está rodeando su cuello con los brazos cual mono en un árbol.

-Lydia, ¿Qué haces aquí?

-No es obvio, visitando a mi novio.- ¿Qué cosa?- Bebé te extrañe demasiado y bueno decidí venir, no estas feliz.- la cara de Mathías no tenía expresión.

Una idea muy traviesa rondó por mi cabeza como flash haciendo que el foquito se encienda, mis pies y manos actuaron por sí mismos, me levante con la bandeja en las manos dispuesta a poner mi plan en acción.

-¿A dónde vas?- dijo Nick entrecerrado los ojos

-Al baño.- dije tranquila

-Oh está bien y se puede saber desde cuando tu comes en el baño.- sabía que iba a hacer, odio que saber que me conoce bien, maldito Nick

- Desde nunca, voy a ir a dejar la bandeja en la repisa y luego voy al baño, metiche.- dicho esto mis piernas se movieron por sí solas no sin antes escuchar por lo baje dale en la cara

Mis piernas se movían en dirección a la parejita y oh casualidad la puerta principal de salida estaba justo a pocos metros de ellos en línea recta, yo iba con la bandeja en manos caminando con naturalidad hasta que accidentalmente choque con ella y un charco de jugo hizo que mi bota se doblara haciendo que la bandeja con comida terminará en la cabeza de la joven. Un chillido se escuchó en toda la cafetería haciendo que algunos se tapen los oídos por lo inaudible de su chillido y otros se rían al verla llena de comida encima. La pobre no dejaba de ladrar lo sucia que estaba.

-Ups, lo siento muchísimo, no fue mi intención, lo prometo fue un accidente, no fue a propósito.- sucia mentirosa.- Estaba caminando y un charco de jugo hizo que me resbalara, lo siento mucho

- Ay, pero que estúpida eres.- dijo gritándome y señalándome con el dedo acusador.-no te fijas que estoy en frente, ¿eres ciega?, ay maldita tonta, sabes cuanto cuesta este outfit entero, mis botas son nuevas, todo esto completo cuesta más que lo que estás usando, mi blusa, mi pantalón, no, todo por tu culpa, idiota.- me seguía señalando

¡Destrúyela campeona!

-En primer lugar, bájame el dedo que tu no eres quien para señalarme y muchos menos insultarme, segundo no fue mi culpa, es la tuya por pararte donde las personas caminan, además no fue con intención me resbale y no estoy ciega ve muy bien para infórmate, en todo caso la ciega, estúpida e idiota fuiste tu por no hacerte a un lado cuando venía y por último a mi me importa muy poco lo que valga tus trapos y algo más tienes puré de papas en tu carita querida.- y sin más seguí mi camino con una sonrisa de triunfo y con las carcajadas de toda la cafetería retumbando en mis oídos como aplausos.

¡Well done!

Mientras caminaba sin dirección alguna ya que lo único que pensaba era en lo bien que me había salido mi plan.

-Camille.- mis piernas pararon en seco.- ¿Qué acaba de pasa allá adentro?.- su voz se escuchó haciendo que una sonrisa pícara saliera de mi antes de voltear.

- ¿Que cosa?

-Lydia con tu bandeja de comida en la cabeza, ¿No te suena, nada?

-No, es que no escuchaste o eres sordo, fue todo un accidente

EL SIGNIFICADO DEL AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora