Capitulo 4

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Carolina no se cansaba de darme de besos y abrazos , mientras Mía quería llamar al FBI.

No hizo falta que les pidiera perdón, ellas me querían y aunque mi comportamiento no fue el correcto, sabían que para mí no fue nada fácil todo aquello.

- ¡Ese hombre se merece el cielo! - enfatizó Caro con un vaso lleno de helado.

Mía no sabia de que forma localizarlo, mi amiga estaba incluso más interesada que yo.

Tomé un poco de manzanilla ya que mi abuela decía que ayuda a tranquilizar y aunque esas dos insistieron en llamar a mis padres , yo lo impedí! . Si ellos se enteraban eran capaces de llevarme a rastras a la casa, ya no era una niña, es cierto que fui muy feliz con mis padres, pero también sé que es el dolor y la tristeza .

Me levanté muy temprano, ellas no me dejarían ir a trabajar, pero no quiero que aquel incidente arruine todo lo que ya construí.

Llegué a la oficina y empecé a ser lo que mejor hacia... Leer!

Aquella habitación estaba tan sobria y silenciosa como siempre, pero Sergio Monreal cambiaba por completo aquella situación.

- ¡Te necesito! - soltó con aquella voz segura que lo caracterizaba.

- ¿Perdón? - pregunté haciendo que no entendía lo que estaba diciendo , las bromas me fascinaban y luego de aquello con Monreal creo que le agarre confianza .

- No te emociones Wilson - rió indicando que lo siguiera, lo acompañe hacia su oficina , me ordenó que me sentará , estábamos esperando a alguien, ya que Don Sergio salía de viaje y la pobre e indefensa Alexia necesitaba a alguien que le explique aquellos términos que solo los ingenieros entienden.

Él entró por la puerta, James era su nombre, luego de muchos encuentros por fin sabía su nombre . Llevaba una camiseta blanca invadida de sudor, el cabello despeinado y pantalones negros llenos de polvo . Él y Sergio eran completamente distintos, uno era un simple obrero que me había salvado ya dos veces; mientras el otro tenía toda una pared llena de diplomas y certificados .

- ¿Esta todo claro, Alexia? - preguntó Sergio sacándome de mis pensamientos .

- Claro - respondí rápidamente.

Ni siquiera sabia que me acababa de decir, solo sabia que el se llamaba James.

Gracias cerebro por no retener lo importante.

¡James, James,James ! Maldita sea James! ¿Por qué me acuerdo de tí?

El día pasó volando, yo solo quería llegar a casa a ver Netflix y comer pizza.

Tomé el microbús y como siempre tuve que ir parada, el chofer era un monstruo, frenaba a cada rato, lo malo de no ser alto es que no tienes como sostenerte.

El maldito carro se descompuso en plena carretera y para acabarla no pasaba ni una sola mosca por aquel lugar.

Los pocos taxis que transitaban no me hacían caso así me echase en medio de la pista, por suerte uno se detuvo, bajó lentamente la luna de vidrio y hubiera querido nunca tomar taxi.

- ¿A donde la llevo? - sonrió James con las manos fijas en el timón.

- Creo que ya sabes donde queda mi departamento - respondí un poco confundida , ¿es acaso que este hombre me acosaba o algo parecido?

-¿Te puedo hacer una pregunta ? - miré a todos lados para no sentirme como una chismosa.

Asintió

- ¿Eres acaso una especie de superman , agente de la CIA ?

El rió a carcajadas, e intentó responder pero al parecer mi pregunta era demasiado chistosa.

- Claro que no - volteó a mirarme mientras el semáforo aun estaba en verde. - Por qué la pregunta ?

- Porque cada vez que me meto en líos, siempre estas allí - dije sonrojada - llegue a pensar que eras un superhéroe .

El me miró por última vez en todo el camino y yo sentía que tomar taxi nunca iba a ser lo mismo . Creo que si me aumentaban el sueldo era capaz de contratarlo como chofer y guardaespaldas, nunca se sabe cuando puedo meterme en problemas .

Bajé del auto para poder pagarle, pero no quizo aceptarme una sola moneda.

- No es necesario- insistió con voz fuerte.

- Has perdido tiempo y dinero en traerme, ¡No es justo que no te pague! - respondí, si él era terco, yo era mucho más .

Sin más tomó el dinero de mi mano, bajó del auto y sin decir nada se lo entregó a una pobre mujer con un niño de apenas tres años, aquellos llevaban toda la mañana fuera del edificio, yo los vi al salir y me los volvía a encontrar , ella lo miró con ojos de agradecimiento y él sonrió como siempre. No podía sentirme peor en toda mi maldita vida, él que ni siquiera los vio al amanecer les brindó ayuda, en cambio yo escuche su llanto por la mañana y me valió..

- Ellos lo necesitan más que yo - se acercó a mi con voz baja.

Maldita sea James! No cambies el concepto que tengo de los hombres ! No los cambies!

- La veo mañana Señorita Problemas - subió a su auto y desapareció, algo típico en James.

Quizá James y yo podríamos llegar a ser grandes amigos, quizás con el tiempo me olvidaba de todo, quizá podría cambiar ese extraño pensamiento en mi.




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