capitulo 5

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- ¡Es un amor! ¿No tendrá un hermano?- chilló Mía mordiendose el labio, en ese momento se olvidó de todos sus "amigos".James había causado distintas sensaciones,  no solo en mi, sino en mís amigas y eso si que era mucho.

Pensé que los hombres así como él se habían extinguido hace muchos años pero al parecer quedaba uno o al menos eso parecía.

Como siempre llegue temprano al trabajo,y cuándo digo siempre, es siempre!. Incluso llegaba antes que la señora de la limpieza, la cual no era muy amable que digamos, siempre nós hacia saltar de un grito, con un : No hagas esto o no hagas el otro, me sentía como si volviera a estar en secundaria.

Lucy volvió a tirarme encima un rollo de papeles los cuales debía revisar,claro yo los revisaba mientras Monreal debía estar tomando sol en una de las playas del Caribe.

Tenía que buscar a James, eso era claro!

Me acerqué lentamente mientras él estaba sentado tomando un poco de agua, llevaba el torso desnudo y el sudor brotaba de su cuerpo. Como que ese día hacia mucho calor, no?

Estiré el brazo para poder entregarle los papeles e inmediatamente gire para no verlo.

¡Ya ves Dios! Uno que no quiere pecar y le pones la tentación en frente.

El rió ,cosa que me ponía aun más nerviosa y roja de lo que ya estaba, me entrego lo que quería y me faltaron pies para poder regresar a la oficina; antes de poder regresar como la cobarde que era, me evitó el paso y sus ojos se encontraron los míos,la piel se me erizo, nunca nadie me había puesto así, ni siquiera el estúpido del que me ilusioné cuando tenia quince años.

- ¿Qué va a hacer hoy después del trabajo? - pregunto mirando hacia el suelo, al menos ya teníamos algo en común, ser antisocial era mi especialidad.

- Bueno.. Yo... Solo iré a casa- solté girando mis pies para retirarme.

- Te recojo a las 8, ¡Nós vemos en la noche, señorita problemas!- volvió a sonreír, este tipo no tenía otra cosa más que sonreírle a todo mundo!.Me hizo recordar a Flynn Rayder y su arma mortal, después de todo, yo siempre quise ser Rapunzel .

Me quede absorta pensando en todas esas tonterías sobre su sonrisa, que ni siquiera le dije que no, yo no era de salir,  es más nunca nadie me invitó a salir.

- ¡Hey! - grité, ya que como siempre se había ido y pues no podia correr porque terminaría como la primera vez y no estaba dispuesta a que me volviera a cargar, por más que quisiera-¡Obrero! ¡ Señorito sonrisas¡ ¡Superman¡ - grité pero no volteaba, sabia en el fondo que se estaba muriendo de risa pero el muy idiota no me hacia caso - ¡James!

- No acepto un no,después de todo me debes la vida - respondió sarcasticamente, no pude oponerme, era la verdad, yo le debía mucho a James y de una u otra forma tenía que agradecerle, después de todo ¿Qué podía pasar al salir con un hombre guapo,inteligente,fuerte y con una sonrisa que derretía a cualquiera?.


Llegue a casa y empecé a buscar algo que pudiera quedarme bien,saque todo y aunque en otro momento me hubiera valido verga ponerme cualquier cosa, eso no pasaba en ese momento.

Mía entró y si bien quería ocultarle todo ya no podía. Ella se emociono incluso más que yo y empezó a sacar toda su ropa y maquillaje el cual acababa de comprar para salir el sábado a una fiesta.

Tomé una falda negra acampanada y una blusa blanca,algo simple y lindo,no quería que pensará que era fácil, después de todo ya pensaba que era una torpe.

- Si fuera tu usaría el vestido rojo con escote - decía mientras me pintaba los labios,nunca había sido buena en eso, así que deje que ella se encargue.

- Si fueras yo, ya te lo habrías llevado a la cama- reímos como locas, pero era la verdad. Mía era como el agua, no esperaba absolutamente nada, ella era libre y nada le impedía conseguir lo que queria, creo que era tiempo de ser como ella, era hora de dejar de lado a la monja en la que me había convertido ¿Qué de malo puede traer un poco de diversión?

No me veía nada mal,era lo mejor que podía estar un lunes por la noche,era eso o llevar mi pijama de oso y mis pantuflas de unicornio.

- Solo relájate y deja que él haga todo - decía con voz pervertida,sabia que tenía experiencia en el tema, pero no quería saber los detalles.

Alguien toco el timbre, pensé que me esperaría abajo, no quería que esto pareciera formal, no era lo mio.

Mía salió corriendo y yo salí detrás, no quería que lo invadiera de preguntas incomodas.

Llevaba el cabello despeinado y aunque quisiera describirles lo que traía puesto, no podía porque volvió a sonreír y eso me hizo perder en mis propios pensamientos.

Nunca creí que un ascensor fuera el lugar más incomodo y para acabarla eramos solo el y yo en aquel aparato silencioso.

Nós dirigimos a la playa, me encantaba aquel lugar, bajamos del auto y pedimos  dos Hot Dogs, primero quiso  ir a un restaurante muy caro, pero no me gustaba ese tipo de lugares y la cuenta le saldría como tres sueldos juntos, aquello parecía más una cita que una simple salida .

- Una langosta hubiera estado mejor - afirmó mientras limpiaba ligeramente un poco de mayonesa que había quedado en mi nariz, las clases de etiqueta se habían ido al tacho.

- Mi Hot Dog esta mucho más delicioso que ese camarón gigante que querías comprar .

Al parecer hacer reír a las personas era un don que tenía hace mucho años, solo que con James era diferente.

- No se nada de tí - dije sin más, nunca había salido con extraños y era mejor saber si acababa de salir con un psicópata o no.

- Me llamo James, trabajo como obrero, taxista y tu seguridad personal - enfatizó - estudio medicina en las noches, prefiero salir a correr por las mañanas y no acostumbro comer hot dogs.

Su respuesta me saco una sonrisa, me sentía culpable de interrumpir su vida saludable.

- ¿Solo James?

- Por ahora si.


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