Diecisiete

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Era hora de que Joy se fuera a trabajar y Bill no estaba muy contento, pues vería a Matt, Confiaba en ella, pero no confiaba en él

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Era hora de que Joy se fuera a trabajar y Bill no estaba muy contento, pues vería a Matt, Confiaba en ella, pero no confiaba en él.

—No tienes que ir, diamante...–insistió el ojiverde.

—Ya, Bill... No me convencerás. –rió.

—¿Segura?

Le preguntó mientras se acercaba a ella para besarle suavemente el cuello algo que a Joy le causó cosquillas haciéndola reír.

—Segura. –se alejó de él para mirarle– puedes venir a buscarme cuando salga y... podemos ver una película. –le miró traviesa.

—Bien.–respondió desganado sin entender la referencia de su mujer.

—Quita esa cara de bulldog, no trabajaré hasta tarde.

Él no dijo nada, solo se quedó serio. Joy se subió a la cama para tomar su rostro y plantarle un beso, Bill no se resistió y se lo devolvió, saboreó sus dulces labios y volvió a sentir las mariposas en su estómago.

¿Cómo es que había sido capaz de engañar a su mujer?

Ni él mismo lo sabía, solo llegó Stacy, le movió el trasero y cayó rendido, ahora que lo pensaba bien, la pelirroja era egoísta, engreída, superficial y materialista. Mientras que Joy jamás a sido todo eso.

-Te amo. -soltó él sorprendiendo a la morena.

-Yo te amo más. -le sonrió.

Joy se bajó de la cama, se puso sus zapatillas, tomó las llaves de su auto y salió de casa, aunque no sin antes de darle un último beso a su esposo.

Entró a la cafetería y saludó a todo el personal incluyendo a Matt.

-Te vez radiante hoy. -le dijo Matt.

-Gracias... Hoy he arreglado las cosas con mi esposo, creo que todo irá de maravillas de hoy en adelante.

Aquellas palabras le rompieron el corazón en mil pedazos a Matt, no podía ser tan obvio y ponerse a llorar frente a ella, así que solo se limitó a sonreír y seguir dibujando en los cafés.

Se sintió idiota al pensar que alguien como Joy se fijaría en él, un simple chico que dibujaba en el café y ganaba el salario mínimo, además de aun ser el bebé de su abuela a sus veintiséis años. Una lágrima rebelde rodó por su mejilla, la limpió rápidamente antes de que Joy lo viera e hiciera más el ridículo.

-¿Estás bien? -le preguntó Joy a su compañero.

-S-Si, perfectamente bien ¿Por qué no lo estaría?

-Te vez triste...-le dijo mientras acariciaba su espalda.

-No hagas eso, me siento incómodo.

-Lo lamento...-habló apenada.-Cambia la cara.

Fue la última palabra que hubo entre los dos, ambos atendieron por su lado y no se hablaron, Joy lo intentó, pero éste solo la evitaba, pues no quería seguir ilusionándose.

Ya había llegado la hora de retirarse y Matt ni siquiera se despidió de ella, se sintió mal, pero solo asumió que había tenido un mal día y esperaba que no haya sido por su culpa.

Salió del local y se encontró con Bill apoyado en su auto cubriéndose con un gorro y gafas. Se acercó a el y le saludó con un beso.

-Acabas de besar al próximo pennywise. -dijo contento.

-¿Definitivamente te han dado el papel? -preguntó emocionada- ¡Eso es increible, amor!

Volvió a besarle enamorada.

-Te extrañé.-admitió él

-Bill... solo estuve fuera ocho horas...-rió.

-No importa, te extrañé.

La morena volvió a reír y le abrazó.

Matt observaba todo desde lejos con los ojos empañados, había perdido a la chica y eso le rompía el corazón.

©Broken Heart -» Bill SkarsgårdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora