Capítulo 17

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La muerte solo estaba a un par de horas, Mino y Seung Hoon miraban el sol descender desde las pequeñas ventanas de sus celdas, habían guardado silencio durante todo el día porque sencillamente no había ya nada más que decir. Ni Jin Woo ni Seung Yoon habían regresado, al primero se lo habían llevado para interrogarlo la noche anterior y no lo habían llevado de vuelta, ya lo daban por muerto, probablemente no había soportado la tortura de la Marina.

Pasos y ruido hicieron que los hermanos salieran de su ensimismamiento y se movieran desde las ventanas a los barrotes que daban al pasillo, una decena de hombres de la marina entraron al lugar con sus armas en mano, sin decir nada, abrieron las rejas y entraron a las celdas para amarrar las manos de los prisioneros en sus espaldas, la hora de su ejecución había llegado. Mino y Yoon no opusieron resistencia, se sentían muy débiles de cuerpo, también de mente y corazón.

— ¡Ha escapado! — grito uno de los hombres de la marina que estaba dentro de la celda vacía de Seung Yoon.

Los hermanos se alegraron, si no sabían que había escapado entonces significaba que no lo habían atrapado, quizás había logrado escapar del cuartel, el hecho que Yoon no volviera por ellos los hizo inmensamente felices.

Algunos guardias salieron corriendo del lugar para dar la alarma del escape mientras que el resto se quedaba ahí esperando las órdenes.  Que faltara uno de los prisioneros cambiaba los planes, no sabían si debían continuar según lo planeado o buscar al fugitivo que quizá no había escapado hace mucho.

Mino, ya con las manos atadas a la espalda, pasó la mirada vacía por los uniformados, vio los ojos de quienes serían sus guías de camino a la muerte y se detuvo en un par de ojos saltones que para su confusión, pertenecían a un hombre de falsas barba y tez morena, cruzó miradas con aquel hombre y este le cerró un ojo.

La expresión de sorpresa solo duró un instante, en seguida Mino la controlo y miró alrededor nuevamente, sus ojos se encontraron con los de Seung Hoon que también ya tenía las manos inmovilizadas en la celda de al lado, ambos se miraron cómplices, Mino supo que su hermano también lo sabía: Seung Yoon había vuelto por ellos escondido tras un disfraz.

Pero las sorpresa para los dos prisioneros no acabaron, entre los guardias distinguieron a dos que no habían visto nunca, llevaban barbas falsas y maquillaje para disimular los verdaderos rasgos de sus rostros, uno tenía grandes ojeras y no se despegaba del otro que era más bajo y fornido, imposible no reconocerlos, Mino y Seung Hoon debieron ahogar carcajadas de felicidad al reconocerlos detrás de sus disfraces.

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Yang caminaba dando grandes zancadas hacia su oficina, estaba muy enojado, no había logrado sacarles a esos niños la ubicación del tesoro de TOP, al menos pronto tendría el placer de verlos retorcerse en la horca, o eso era lo que pensaba hace algunos minutos atrás cuando uno de los guardias le dijo que tenían un fugitivo. Ahora no sabía que debía hacer, si seguir con las ejecuciones con un prisionero menos y que todo el mundo se enterara que alguien había escapado de su prisión o posponer el evento hasta encontrar al condenado que faltaba.

Necesitaba respirar y pensar, despidió a sus guardias y solo se fue a su oficina para tomarse el tiempo necesario de decidir, cerró la puerta a su espalda y se dirigió a su escritorio pasándose la mano por el rostro con pesadez.

Yang sintió un ruido a sus espaldas, se dio la vuelta y vio a un hombre en su oficina, Ji Yong le puso llave a la puerta, el jefe de la Marina abrió grande los ojos y dio algunos pasos en dirección del intruso, pero entonces se paralizó, una voz, muy conocida retumbó en las altas paredes de la habitación.

Betta TurquoiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora