Soy fuerte, no debo llorar...mentira

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Las clases terminaron pronto, en todas las clases estuve distraída y solo me escuchaba el sonido de mi voz al presentarme, el profesor me tenía que llamar varias veces para que prestara atención. Cuando escuché la campana sonar me levanté rápidamente, aunque no tenía prisa alguna por ir a casa igual quería salir de esa que era la última clase la más infinita de todas.

-Tranquila señorita Thompson, no he terminado de hablar-se escucharon algunas risas. Era la profesora que me estaba zumbando el oído durante 80 minutos-Va a ser un placer trabajar con ustedes este año, ya se pueden retirar-estaba lista para irme pero la voz de la profesora no me dejó avanzar-Necesito consultarle algo señorita Thompson-dijo con una voz bastante formal y respetuosa. Cuando todos salieron de la clase la profesora me miró con ojos de seriedad y aspectos iguales- Verá señorita, es mi primera clase con usted y apenas puso atención para escuchar la campana sonar, apuesto a que no sabe ni la mitad de lo que dije, señorita-continuó con su formalidad innecesaria- intente poner más atención en clase o se quedará- que molesta dije en mi interior, pero era cierto, hasta ahora ni sabía su nombre, estaba en las nubes, todo el día solo pensé en lo que me dijo Jasón, a partir de mañana estaría en mi grupo -“pero, ¿de verdad ya no me sentiría sola?”- me pregunté. Asentí la cabeza para que la profesora lo viera y me di vuelta para salir al fin de ese instituto.

Llegué a casa, como siempre estaba sola, esta noche de seguro iba a llegar igual de tarde mi tía siempre se la pasaba trabajando, su trabajo como enfermera le tomaba todo su tiempo. Seguro llegaba cansada pero nunca lo corroboré. Siempre que llegaba yo ya estaba dormida, sé que soy desconsiderada pero si me mantengo despierta esperándola ella me dice -“No debes trasnocharte por mí, ve y descansa”- pero no lo hacía por ella sino por mí, tal vez el estar con ella calmaría el dolor de la ausencia de mis padres, siempre he sido una egoísta desconsiderada.

No tenía nada que hacer así que solo me recosté en la cama mirando el techo.

Desperté, me había dejado el uniforme, ¿Qué hora era?, vi el reloj de la pared eran las 9:00 pm, había llegado del colegio a las 5:00  pm, ahora no tengo nada de sueño y ya era la hora de dormir, ¿ya había llegado mi tía?, me quité el uniforme y me puse ropa cómoda, nunca usaba pijamas. Bajé las escaleras las luces estaban encendidas, tenía razón mi tía ya había llegado, no tenía ganas de hablar sobre el colegio pero era obvio que eso era lo que ella preguntaría, estaba en la cocina mirando unos papees y tomando café. Ella al instante notó mi presencia.

-Hola Claree, ¿No te había dicho que no te desveles? Es malo para ti- siempre preocupándose por mí, nunca va a cambiar.

-No está tan tarde, y además estaba durmiendo- Lo dije viéndola atentamente con seriedad.

-Ah, perdona si te desperté, es que estoy haciendo algo del trabajo, acabo de llegar así que me falta aún bastante-pensó y hubo una pausa- ah eso, ¿Cómo te fue en el colegio hoy?- ya lo sabía, siempre tan predecible.

-Supongo que bien- respondí pensando en Jasón y en lo que me dijo.

-Jumm- vaciló triste por mi reacción- ¿Hiciste alguna amiga?- preguntó con esperanza en sus ojos.

-Pues no, pero es el primer día- respondí para no preocuparla aunque creo que debí  mentirle. Estaba a punto de decir algo sobre la respuesta que le di pero me lo pensé mejor, y lo mejor fue esquivarla- Bueno, ya debo dormir, mañana debo ir al instituto, su cara cambio de expresión a una un poco triste.

-Buenas noches Claree, que tengas dulces sueños-lo dijo con dulzura y un poco de decepción.

-Tú también- dicho eso subí las escaleras y llegué a mi cuarto, me acosté e intenté dormir, aunque sabía que sería difícil ya que dormí varias horas antes.

Me acerqué a la ventana y la abrí, pronto mis ojos se llenaron de la obscura y extensa noche, con densas nubes cubriéndola sin dejar que la luna abrazara las calles con su brillo plateado y hermoso, así que lo que veía era pura obscuridad la que hacía que mis recuerdos obscuros florecieran en mi cabeza,-“recordé cuando era niña y me dieron aquella noticia que manchó de negro mi vida y la convirtió en carbón, tiré el teléfono, corrí hacía mi cuarto y en una esquina de él  lloré desesperadamente mientras deseaba que tan solo fuera una pesadilla, a la cual mi madre me despertaría con un abrazo para aliviar mi susto, intenté despertarme dándome un pellizco pero no despertaba, lo intenté tantas veces que mi brazo se puso totalmente rojo, quería despertar de esa pesadilla con urgencia, veía para todos lados mi cuarto estaba totalmente a obscuras, empecé a ver mi cuarto de otra manera, era una obscuridad penetrante que con solo verla te dolía el pecho de la soledad del ambiente”.

Sentirse sola era el peor sentimiento era mejor si era como una piedra, como pretendía ser… fuerte, me engañaba a mí misma diciendo –“soy fuerte así que no debo llorar”.

Siempre he sido tan frágil, nunca lo demostré, lloraba en la obscuridad sola. Aquel chico Jasón, era tan fuerte, no se veía rastro de infelicidad en él, tal vez es igual que yo, pero no puede ser, todo a su alrededor era felicidad ¿Cómo puede soportar ese recuerdo? Jasón a comparación conmigo es fuerte de verdad.

ClareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora