Parte 4

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- Mierda abre las piernas zorra – Castellanos trato de detener las manos de Rubén que comenzaban a bajarle los pantalones, no quería que Rubén le tomara y lo penetrara la idea de inflarse del vientre se le vino rápido a la mente y le aterró la idea de su propia debilidad - ¿Quieres saber lo que es verdadera humillación? Tú no sabes de ser humillado Sebastián pero eres afortunado de tener a alguien que te vaya a instruir para que tengas una idea de lo que significa, se agradecido Seb... agradece que te enseñe a ocupar tus palabras –

- ¡No!- sus manos fueron apresadas con su propia corbata y llevadas a arriba de su cabeza con brutalidad, Ruvik se relamió los labios y con un rápido movimiento desabotono toda la camisa de Sebastián haciendo que saltaran algunos botones en el suelo, una brisa fría cruzo por alguna ventana enchinándole la piel de su pecho expuesto, mostrando unas tetillas achocolatadas levemente erectas. El rubio se inclinó levemente para sostener una en sus manos, era tan suave... no pudo resistir las ganas de llevársela a la boca y juguetear con ella con la lengua, la lamio y succiono un par de veces sin obtener ninguna clase de reacción placentera del moreno que ni siquiera le miraba, como si todo lo que hiciera fuera asqueroso y repulsivo; entonces enfadado tomo el pequeño botón café y lo mordió con los dientes con tal brusquedad que arranco un grito de dolor de su presa. Sonrió maléficamente al notar como Sebastián al fin le miraba, aterrado y con los ojos vidriosos, el leve sonrojo que aquel rebelde omega le regalaba inconscientemente al lamer la sangre que su tetilla soltaba le encantaba.

- esto será divertido -

Rubén deslizo sus manos a la cintura del omega, midió sus caderas y las acaricio hasta sentir sus huesos bajo la piel. El cabello castaño de quien estaba bajo de él se pegaba a la frente por el esfuerzo, relativamente su presa se cansaría y se daría cuenta que esto era lo mejor que le podía pasar. Una vez más Ruvik creía que le estaba haciendo un favor a Sebastián, le arranco los pantalones dejando el cuerpo acanelado del otro al descubierto, se deleitó al ver sus fuertes piernas peludas con toda la elegancia que poseía un hombre lampiño, sus fuertes músculos contraídos por la lucha, en combinación con el abdomen delgado y esas nalgas bien formadas con su miembro de tamaño normal, ansioso le beso el ombligo y posicionándose entre las piernas de Castellanos escupió sobre el miembro ajeno solo para ver qué tan grande podía ponerse. El moreno ronroneo sorprendido, sus ojos se cruzaron y Rubén desvió la mirada para apretar fuertemente el pene de Sebastián hasta hacerlo gritar de dolor, le soltó y repitió nuevamente el mismo acto hasta hacer temblar al moreno provocando que casi se corriera, ya que al ver como se arqueaba le apretó el miembro impidiendo que el esperma saliera. Hace tiempo el padre de Ruvik le había enseñado que los omegas no debían disfrutar del acto sexual solo los alfas. El rubio sonrió apretando y más y más fuertemente, Castellanos desesperado suplicó entre lágrimas que le soltara, que le dejara correrse, pero Victoriano tomo su propio miembro duro. Tenía una erección desde que le tomara del cuello en la habitación, se masajeo arriba y abajo, haciendo que su miembro rosado creciera. Sin hacer ningún ritual más, comenzó a colarse dentro del interior del moreno sin pedir permiso, la sensación de acojo fue bien recibida por su parte, sabía que los omegas se lubricaban solitos y no era mentira, Castellanos estaba húmedo y tibio por dentro, apresaba su gran tronco con fuerzas, sin darse cuenta, el rubio había dejado de respirar por el placer que le daba estar por fin dentro de Sebastián; aunque algo desanimado notó como su pene no cabía del todo en aquella entrada y que el ano del ex detective nunca había tenido algo tan grande dentro como para poder dejar penetrarlo suavemente y sin dolor. Bueno, de todas maneras Sebastián iba a morir y no tenía por qué acostumbrarse a su enorme verga y que mejor que temprano para partirlo por la mitad justo ahora. Sin más preámbulos y soltando el miembro del moreno tomo sus caderas y ejerciendo fuerza entre ellas al momento en que Sebastián se corría lo penetro con tal fiereza que sintió como aquellas paredes inexpertas se abrían y se rasgaban por dentro para darle la bienvenida cálidamente con sangre.

The Evil Within - Yaoi Where stories live. Discover now