Capitulo 27: Palabras

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 -Disculpe, señorita- Mikan volteó hacia la señora vestida de enfermera que la llamaba- sè por lo que está pasando, pero... debido a que es el único familiar necesitamos que reconozca el cuerpo.

-Claro- susurró lentamente.

  No sabía cuanto tiempo había pasado, solo sabia que el dolor seguía siendo el mismo. El cuerpo le pesaba, sentía desde la boca del estómago, pasando por el pecho, hasta la garganta como si la estuvieran comprimiendo, signo de su dolor; tenía la boca reseca, la punta de la garganta y los ojos ardiéndole resultado de sus desgarradores llantos.

   Ella se tuvo que encargar del funeral, con la ya obvia ayuda de sus dos acompañantes. Iba a ser algo rápido, su cuerpo no iba a ser enterrado sino, màs bien, cremado. Por lo cual tenìa que comprar un jarrón que le pareciera adecuado; no terminó comprando nada, utilizó el jarrón preferido del difunto, ese por la cual tantas veces la habían retado gracias a sus descuidos; sonrió al recordarlo, y una lágrima cruzó su mejilla, el rastro fue secado tan rápido como apareció.

    -¿Señorita Sakura?

   -¿Si?- se volvió a la señora detrás del escritorio a quien reconoció como la enfermera que solía revisar màs frecuentemente a su abuelo.

   -Su abuelo me pidió que si... esto llegara a suceder le entregara esta carta- le extendió su mano izquierda en la que efectivamente tenìa un sobre blanco. Alzó su cara para agradecerle y solo vió pena en sus ojos y rasgos contraídos ¿Ahora todos la mirarían asì? contuvo las ganas de echarse a llorar y solo recibió la carta asintiendo- también que le dijera que la abra justo antes de que lo cremaran-

  -Está bien, muchas gracias- luego de meter el sobre dentro de la pollera que estaba usando siguió llenando los papeles que le habían dado.

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  Sintió su cuerpo sacudirse debido a un nuevo sollozo, todo el viaje a la sala crematoria había sido asì, y ahora, cuando miraba toda la preparación, sentía que su dolor no se resumiría a solo sollozos. Ya no lo verìa nunca màs, jamás la retaría de nuevo, tampoco se burlaría de ella y con ella, ya no estaría a su lado guiándola, ya no estaría dándole alientos, ya no la miraría con dulzura nunca màs, tampoco le compraría los dulces que ella tanto amaba, no le revolvería el pelo cada vez que se sentía feliz, y lo màs importante: no estaría ahí para abrazarla cuando ella necesitara de sus brazos siempre calientes, y con ese olor tan particular, para calmar sus penas.

   De pronto, sintió un peso tironeándole la pollera. Acercó su mano al bolsillo y ahí todo su cuerpo tembló. Era la carta que su abuelo le había dejado. Sintiendo que se iba a desplomar en el suelo la abrió lentamente, con el pulso latiendo hasta en las yemas de los dedos.

     "Querida Mikan:

                       Seguramente para estos momentos mi cuerpo está a punto de ser quemado hasta las cenizas, al menos si cumpliste con las indicaciones que te mandé a dar junto con la carta.

                      Yo sabía que no iba a durar mucho, por esto, le pedí a la enfermera que me diera unas hojas y lapicera, quiero dejarte aquí escrito cosas que quizá nunca te dije, cosas que no aprenderás más que en tu camino por el sendero de la vida.

    Primero que nada, no quiero que estés de luto. No detengas tu vida por mí, ni por nadie, porque puede que el próximo cuerpo sea el tuyo. No sabemos lo que nos depara la vida, quizás eso es lo que la hace tan magnifica y misteriosa, tan mágica; pero todo lo bueno se acaba, y en este caso es con la muerte. No podemos asegurar un "hasta pronto" hasta que ocurra, no podemos tener una respuesta totalmente segura con respecto a acciones futuras, aunque solo tengan un lapso de minutos o segundos. La muerte es parte de la vida misma, es otra etapa, parte del ciclo; a lo largo de toda tu vida veras morir muchas personas, tanto conocidas como no, y te dolerá, eso nadie lo puede evitar, pero la diferencia está en cómo controlaras ese dolor. No te reprimas, deja que duela, pero tampoco que el dolor sea un obstáculo, superalo sin olvidar. El olvido es el peor pecado que puedes cometer, cada cosa  su enseñanza a futuro, el dolor es parte de esa enseñanza, es la que màs te moldeará y moverá toda la vida, es la emoción que màs definirá tu personalidad; quiero que me recuerdes con una sonrisa feliz, por todo lo que llegaste a aprender y vivir.

Gakuen Alice MangaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora