***CAPÍTULO DEFINITIVO***
Los canes aún seguían sentados fuera del parque, a un lado como si conscientemente dejaran pasar a sus compañeros muertos que caían de los edificios y se dirigían a paso torpe pero constante rumbo a los sobrevivientes. El grupo nervioso y sin saber qué hacer, comenzó a retroceder despacio pero sin dejar de disparar a los muertos. Anna desde arriba del camper disparaba a los Ebrios que se encontraban peligrosamente cerca de sus compañeros. La entrada se encontraba absolutamente aglomerada por cientos de Ebrios que no dejaban de entrar y aún seguían cayendo de los edificios.
Uno de los canes ingresó abriéndose paso por entre los muertos y corrió directo a Uliam. Este no se percató del ataque sigiloso del perro y siguió disparando a los muertos que caminaban a ellos. En el momento justo que el perro saltó directo al cuello del joven, Owen se percató y al estar cerca embistió al perro con el cuerpo desviándolo de su objetivo. Uliam quedó muy asustado y sorprendido al ver que la muerte acababa de pasarle por al lado, y sin dejar pasar más segundos comenzó a dispararle al perro sin piedad. Owen en el piso junto al muchacho también disparó directo al perro logrando que este muera lleno de plomo. Incrédulos vieron como el can intentaba levantarse una vez más, repleto de balas por todo el cuerpo y con un sonido que parecía el llanto de cualquier perro.
—A la cabeza—Ordenó Owen levantando su fusil una vez más.
Ambos comenzaron a disparar directo entre los ojos del perro, destrozándole la cabeza en varios pedazos y acabando por fin y definitivamente con el can que estaba decidido a no rendirse.
— ¿Lo ves? estos malditos no son invencibles—Recalcó feliz Uliam.
— ¡Sigan disparando! ¡Sigan disparando, no podemos morir así, no hoy! —Gritó Demian desesperado.
—Tranquilo hermanito, hoy nadie va a morir—Lo tranquilizó Owen.
Un Ebrio se acercó peligrosamente a Owen, lo tomó del hombro por detrás y cuando su boca estaba a escasos centímetros de su cuello cayó muerto. Una bala proveniente del rifle con mira de Anna era el salvador de Owen. Este observó al muerto en el suelo con una mirada de sorpresa, luego levantó la mirada y ahí vio a Anna sonriéndole. Levantó el pulgar en señal de agradecimiento y siguió disparando.
— ¡Concéntrense en las grandes masas de lejos! ¡Anna nos cubre las espaldas de los que están más cerca! —Ordenó Owen a los gritos.
—Uliam, ve rápido junto a Anna y ayúdala a cubrirnos la espalda—Ordenó Demian señalando un bolso con rifles con miras—. Maico ve con él—Ambos tomaron unos rifles y rápido subieron junto a Anna—. ¡No hay que bajar los brazos! ¡Denles con todo lo que tengan! ¡Hay que enseñarles que hoy no es día de muertos! ¡Hoy es día de vivos y nadie morirá! ¡Hoy le diremos que no a la muerte!
Todos los del grupo comenzaron a gritar, alentados por las palabras de Demian comenzaron a disparar con mejor puntería y más confianza. Demian se sorprendió al ver como Sara se paraba a su lado con un 9 mm y comenzaba a disparar sin dudarlo.
— ¿Qué estás haciendo? ¡Vuelve al camper con Sasa y Sofía! —Ordenó Demian preocupado.
—Morimos juntos, vivimos juntos, y sobrevivimos juntos. Así que cállate y déjame disparar que me desconcentras—Respondió Sara, decidida a no irse ni dejar solo a su esposo.
Demian bajó su fusil y una sonrisa se dibujó en su rostro, una pequeña lágrima acompañó el fuerte sentimiento que estaba teniendo. Sin dudarlo, besó con fuerza la mejilla de su esposa y luego continuó disparando. Sara sin dejar de disparar, sonrió sonrojada.
Para comenzar a preocuparse más, de la multitud de muertos se comenzaron a oír gritos muy similares a los que producen los Jumpers. Estos gritos descolocaron al grupo, todos sabían que mientras más especies de muertos se sumen a la causa; menos posibilidades de sobrevivir tenían. De afuera de las rejas se pudo observar como dos Jumper daban un gran salto y cayendo sobre una estatua en forma de bicicleta que estaba situada cerca de las mismas. Estos Jumpers se quedaron ahí sentados en cuclillas observando y calculando sus próximos saltos. Ambos parecían ser una pareja o compañeros de oficina; uno llevaba un elegante traje que parecía ser de etiqueta, todo rasgado y lleno de sangre, en la parte de las piernas le quedaba chico por la obvia transformación de las piernas. El otro Jumper se trataba de una mujer rubia, que en su vida pasada debió ser bastante deseada por los hombres, vestía una musculosa blanca con muchas manchas resecas de sangre y desgarrada de un lado dejando a la vista uno de sus senos, una pollera negra de esas que suelen ser hasta las rodillas y bastantes ajustadas solo que esta vez parecía una cortina al estar rasgada en varias tiras que dejaban ver las horribles piernas transformadas y la piel reseca con apariencia de escamas. Ambos Jumpers movían su cabeza a los lados observando con detenimiento todo el lugar, mostrando sus dientes en punta con lo que parecían ser sonrisas involuntarias.
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Ebrios CaníbaleZ- El Principio Del Fin [Libro 1]
Science FictionTras una explosion de origen desconocido, los muertos comenzaron a levantarse en las morgues, calles y hospitales atacando a todo aquello que se les cruce. Demian Simpson, un simple trabajador, deberá embarcarse en un viaje en busca de un nuevo hoga...