CAPÍTULO 14 "Rodeados" PARTE I

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***CAPÍTULO DEFINITIVO***

"Aunque ande en valle de sombra, nunca temeré"

El amanecer había tocado tierra como cualquier otro día, entintando las bellas nubes llenas de ondas con un color hermoso que sólo nos ofrece el alba. Todo iluminaba las ruinas de lo que antes solía ser una ciudad civilizada, ahora es solo en rastro de caos.

Demian, Franco, y el enmascarado salieron de aquel edificio luego de juntar cosas necesarias para su travesía de búsqueda. Al cabo de unas cuantas horas por medio de la ciudad y lugares con pocos muertos caminando, observaban como las calles se encontraban con pocos ebrios caminando. Raramente las calles se encontraban vacías de ebrios caníbales deambulando sin destino alguno, ahora solo unos pocos contados con las manos se encontraban caminando de forma torpe, chocando entre ellos en el danzante andar, vestidos con todo tipo de harapos sucios y llenos de sangre seca, y espuma negra seca.

Como jamás les había sucedido, los muertos caminaban al lado de ellos casi sin prestarles atención. Solo unos pocos se percataban de ellos e intentaban sacar un mordisco de ahí, logrando llevarse solamente y corte de cabeza. El trio se desconcertó bastante, pero sin dejar pasar la oportunidad comenzaron a matar a todos los Ebrios que tenían en su camino, dejando a su paso cadáveres muertos definitivamente.

Minutos más tarde, luego de caminar unas cuantas calles, el trio levantó la mirada extrañados al ver como el bellísimo cielo azul que hace minutos iluminaba todo; ahora comenzaba a taparse por nubes tan negras que de a poco impedían el paso de la luz solar. Comenzaron a caminar un poco más lento, extrañados por el suceso climático y observando con miedo el cielo. Pocos minutos más tarde, el cielo se cubrió en su totalidad, y una oscuridad absoluta gobernó el lugar. Solo se podían ver entre ellos, estando a no más de un metro de distancia, porque la oscuridad que se produjo en medio del día no dejaba ver más allá de eso.

—Esto no mola para nada, tíos—Anunció Franco asustado.

—Tenemos que buscar algún lugar donde refugiarnos de la tormenta—Acotó Demian entrecerrando los ojos para intentar ver su entorno—. Pero no se ve nada, mierda esto jamás me había sucedido.

— ¿Y ahora que joder?

De pronto el trio se quedó petrificado del miedo. Pequeños ases de luces de no más de un segundo, se escapaban por las pequeñas hendiduras grises de las nubes, gritando que sus pocos rayos luminarios se apagarían. Y así sucedió. Las nubes negras como el alquitrán terminaron por cubrir cada milímetro del cielo, oscureciendo aún más todo, sin dejar ver casi absolutamente nada al trio de sobrevivientes.

Un hermoso día soleado, de un minuto a otro, se había convertido en una infinita habitación oscura llena de misterios, dudas, y miedos.

—Mierda, esto se pone cada vez peor—Anunció Demian parándose a la defensiva.

—Jodes, tendría que haberme traído ese par extra de calzoncillos—Secundó Franco parándose también a la defensiva—. Enmascarado, ¿Estáis ahí?

El enmascarado golpeó levemente la espada con el suelo para darles una señal de sonido, de que aún estaba con ellos.

—Busquémonos con las manos y coloquemos espalda con espalda, esto nos va a traer algo malo—Ordenó Demian.

El trio se colocó espalda con espalda, cada uno por su lado esforzaban la vista para poder ver lo que sea, pero solo oscuridad abundaba por ahí. El cielo comenzó a retumbar terroríficamente, avisando la próxima tormenta. De pronto, el trio queda anonadado al ver como gracias a un relámpago, en una fracción de segundo, todo se iluminó. Dos veces más le siguieron por escasos segundos de diferencia, y a lo lejos la muerte se dejó ver por esas cortas fracciones de segundos.

Ebrios CaníbaleZ- El Principio Del Fin [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora