***CAPÍTULO DEFINITIVO***
Con una fuerte y chocante jaqueca, un mareo tremendo y mucha toz seca, los sobrevivientes abrieron sus ojos nuevamente. Confundidos sintieron como estaban amordazados de pies y manos, a la vez que eran arrastrados por un largo pasillo con paredes hechas de cientos, tal vez miles, de adoquines. Su desagradable recorrido terminó al ingresar por una pequeña puerta a lo que parecía ser una enorme iglesia antigua. Al ingresar siguieron arrastrándolos por entre medio de muchas filas de bancos de iglesia. El trio fue soltado, dejándolos caer abruptamente de espaldas frente al altar de dicho lugar. Los mismos hombres que los arrastraron y soltaron de mala manera, los acomodaron para que estos quedaran de rodillas frente a Saúl, quien los esperaba detrás del altar.
Luego de acomodar su vista, notaron que a su lado se encontraban más personas en la misma situación, maniatados y de rodillas. Tres personas más los acompañaban, una adolescente de no más de trece años, con unos bellos ojos color miel y cabello castaño con algunas mechas naturalmente rubias. A su lado se encontraba un sujeto de treinta y tanto años, cabello castaño claro y los mismo ojos que la adolescente, color miel, y un rostro serio pero muy similar al de la chica. Y junto a ellos, un anciano absolutamente calvo, de tez negra y un poco regordete. Al cabo de unos minutos de observarlos con una sonrisa, el líder de aquel clan, o culto religioso, habló.
—Bienvenidos sean ustedes a la humilde casa del señor—Habló Saúl dando la bienvenida con los brazos extendidos.
—Joder, tío, ¿Le dices humilde a esta mansión? —Acotó Franco irónicamente observando todo el lugar.
—Hoy—Prosiguió Saúl ignorando el comentario de Franco—, os he traído aquí porqué Dios se me hizo presente en un corto pero relajante sueño, un sueño donde se me permitió debatir sobre este nuevo mundo—Sonrió aún más.
— ¿Y también te dijo que estás mal de la cabeza? Maldito psicópata—Interrumpió el sujeto de ojos color miel.
Un soldado de la legión golpeó al hombre en el rostro rompiéndole el labio, y callando sus interrupciones.
—Ahora sí, ya que hay silencio, prosigo—Anunció Saúl—. Primero, os presentaré. El anciano a la izquierda de ustedes—Señaló—, es Oscar. A su derecha, el adorable niño lindo que interrumpió, es Adrián, y junto a él tenemos a su adorable hijita, Catalina—Señaló a cada uno para luego dirigir su mirada a los recién llegados—. Ahora, ustedes, preséntense solos.
—Somos los demonios más perversos que existieron en el averno, enviados por el mismo Lucifer para derrocar tu maldito culto de locos religiosos, y llenarte el culo del mundo—Respondió Demian con furia, pero sonriendo con malicia.
Saúl al oír esto comenzó a enrojecerse y respirar más fuerte de la ira, los soldados de la legión presentes susurraron entre ellos, y una anciana presente, sosteniendo unas cosas, se retiró del lugar persignándose y rezando. Saúl sacó de su cintura un arma cromada con detalles en negro y apoyándola en su frente comenzó a respirar más calmado, buscando relajarse.
—Entonces, demonio—Habló bajando lentamente del altar—, déjame demostrarte el poder y voluntad de nuestro señor.
Saúl levantó su arma apuntando a Demian directo a la frente, dejándola a escasos centímetros de él. Segundos después, disparó.
Antes de jalar del gatillo, Saúl corrió el arma a su derecha, disparando a un lado de Demian. La bala dio en la cabeza del anciano haciendo que caiga de frente, dejando en el lugar un gran charco de sangre que crecía a cada segundo.
—No eres más que otro idiota intentando infundir miedo, intentando crear sus reglas y dirigir todo a su gusto y semejanza. Eres un maldito enfermo—Habló Katrina mirándolo agresivamente.
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Ebrios CaníbaleZ- El Principio Del Fin [Libro 1]
Bilim KurguTras una explosion de origen desconocido, los muertos comenzaron a levantarse en las morgues, calles y hospitales atacando a todo aquello que se les cruce. Demian Simpson, un simple trabajador, deberá embarcarse en un viaje en busca de un nuevo hoga...