Capítulo 4

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Mi vida iba a cambiar y ya nunca sería la misma. Nada era seguro, pero sabía una cosa. Todo iba a estar bien, tal vez no en el futuro inmediato, pero lo estaría. Le conté a mamá lo que iba a hacer y se volvió completamente loca.

- Todavía eres una niña, apenas tienes 19 años - fueron sus palabras - no puedes tomar responsabilidades que no son tuyas Iv. – Ella no lo entendía, hace mucho tiempo, probablemente Nicole ni lo recordara, nosotras nos prometimos que si algo le pasaba a la otra, la que quedara cuidaría a los niños como si fueran suyos. Si bien fue una promesa que nunca esperábamos que se hiciera realidad sucedió y yo la iba a mantener.

- Mamá yo hice una promesa - trate de explicarle, rogando que me entendiera – le prometí que si algo pasaba yo me haría cargo y tú sabes que yo no rompo mis promesas. – Empezó a llorar.

- Ivana por el amor de Dios, yo no puedo permitir que hagas algo así. Deja que ella dé a la niña en adopción tú ya has hecho más que suficiente. No quiero ver como tiras tu futuro por la borda. - Yo entendía lo que ella me quería decir, pero no podía renunciar a esto.

- Mamá yo la amo, la primera vez que escuche el latido de su corazón duro y fuerte, mi corazón se sentía completo, cada vez que iba con Nicole a ver su sonograma yo sentía como si no fuera solo de Nicole, sino nuestra. En el hospital fui la primera persona que ella vio. Una cosa tan pequeña, pero que cuando escucho mi voz me agarro el dedo con tanta fuerza como si supiera que era mía también. Yo he estado ahí con ella estos dos meses, lo sabes – la miré a los ojos expresando todo lo que sentía – y no puedo renunciar a ella, de verdad no puedo.

- ¿Qué hay de tus planes, de tu vida? ¿Qué vas a hacer con la universidad?  – pregunto esperando cogerme desprevenida y hacerme dar cuenta de que no podía hacer esto, pero antes de enfrentarme a ella había pensado esa posibilidad.

- Me tomaré los primeros 6 meses libres y empezaré en enero. Ya Lucía tendrá 8 meses y si es muy difícil la pondremos en un cuido. Además, Nico estará conmigo cuidándola y entre las dos podremos hacer un balance. El que estemos solas es temporal en lo que ella busca ayuda – le dije. Mamá estaba molesta y decepcionada, se retiró a su cuarto dejándome sola.

Se que ella esta dolida, pero sabe que al igual que ella una vez que tomo una decisión sigo adelante con ella y no doy marcha atrás.

Espere una semana para que a mamá le asentara la noticia y pudiera digerirlo. Estaba ansiosa, sabía que Nicole no estaría atendiendo bien a Lucía y me preocupaba. Yo amo a Nicole, pero no podía permitir que por su estado le hiciera daño a su propia hija.

Le pedí prestado el carro a Mamá y fui a buscar a Lucía. La bebé estaba llorando y Nicole estaba claramente desesperada, así que fui hasta la cuna y la tomé en brazos y rápidamente se calmó buscando mi calor. Me senté en la mesa con ella aún en brazos y le pregunté a Nicole si todavía estaba segura acerca de que yo me llevara a Lucía por un tiempo y ella asintió. Le dije que podía buscarla e ir a verla cuando quisiera, recordándole que es su hija volvió a asentir.

- ¿Dónde están las cosas de ella?  - le pregunté, me señaló un bulto y una pequeña pila de cosas amontonadas cerca de la puerta. Llevé todo al auto y le dije a Lucía, aunque no entendía – despídete de mamá – y deje que Nicole la tomara en brazos.

-Lo siento - susurro Nicole al borde de las lágrimas. - Luego se volteó a abrazarme fuertemente y me dijo: - gracias.

Yo también estaba llorando para ese momento. Amarré a Lucía en su asiento protector, me monté en el auto y desde este le dije adiós a Nicole con el brazo. Ella se veía desvalida ahí parada abrazándose a si misma. Como si se pudiera romper en cualquier momento.

En el camino a casa recé para estar haciendo lo correcto. Nicole y Lucía eran las dos personas más importantes en mí vida después de mi mamá y tenía que hacer lo que pudiera para protegerlas a ambas. Cuando llegue a casa con la bebé había empezado a llorar de nuevo y mamá me vio de esa manera.

- Como puede esta ser la decisión correcta si estas sufriendo de esta manera - me pregunto.

- Es lo correcto en mi corazón, pero no por eso deja de doler – le contesté. Solo esperaba que Nicole se recuperara rápido, porque solo Dios sabe que yo así lo quería.

Tía Vicky decidió que iba a internar a Nicole para que lograra vencer la depresión en la que estaba sumida. Eso me partió el corazón, pero sé que es lo mejor para ella.

Lucía y yo nos estábamos acostumbrando la una a la otra. Era muy difícil para mamá los momentos que ella lloraba y yo no sabía cómo calmarla. Mamá es enfermera y necesita las horas de sueño y trataba de mostrarse comprensiva, aunque puedo decir que todavía no entiende porque estoy pasando todo eso por una niña que ni siquiera es mía.

Yo iba todas las semanas a ver a Nicole y le contaba de cómo estaba Lucía, lo mucho que estaba creciendo y ella escuchaba, aunque no hacía preguntas. Pasaron dos meses hasta que Lucía y yo nos habíamos habituado. Teníamos nuestra rutina y todo estaba yendo de maravillas.

La vida con mamá era buena, pero sentía que ella necesitaba su espacio. Ella ya me crió y yo sabía que en estos momentos de su vida un bebé en casa es difícil para ella. Yo recibo un seguro de vida lo suficientemente bueno y tengo muchos ahorros por la muerte de papá, cuando yo apenas era una niña, que hasta el año pasado no podía utilizar porque no era mayor de edad. Sabía que no me duraría toda la vida o para mantenerme por siempre, pero podría hasta que me consiga un trabajo. Por lo que empecé a buscar un lugar económico para nosotras y porque Nicole se uniría a nosotras y viviríamos como una familia las tres.

El día que Lucía cumplió los 6 meses le dije a mamá que me iba a mudar.

- ¿Por qué? Ivana no hagas las cosas más complicadas para ti. – La desaprobación en ella era palpable - ¿Como vas a hacer para estudiar en la universidad, pagarte una casa y cuidar de una niña?

- Mamá tu sabes que yo recibo el seguro de vida de papá, más todo lo que has ahorrado de ello con los años, puedo hacerlo – le dije.

- Qué voy a hacer contigo Ivana - dijo con resignación y a la vez orgullo en la voz. Ella me había criado para ser fuerte, luchar y nunca renunciar a lo que quiero. Algo dentro de mí me dice que ahora se está arrepintiendo, pero ya no hay marcha atrás.

El tiempo no se detieneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora