Capítulo 6

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Dió un paso adelante con la mano estirada y se presentó.

- Mi nombre es Adam, Adam Rodríguez – me quede mirando su mano sin poder alcanzarla para presentarme también. Cuando finalmente me sacudí del aturdimiento, tomé su mano.

- Mi nombre es Ivana – dije apretando fuertemente su grande y cálida mano.

- ¿Entonces es ella la hija de Nicole o no?  - volvió a preguntar y aunque quería negarlo y decirle que no, sería hipócrita de mi parte hacer lo mismo que Nicole.

- Sí, es ella - le respondí - se llama Lucía - cuando le confirmé quien era, el hombre mostró una sonrisa entre nerviosa y feliz. Es un completo extraño y aún así siento que puedo confiar en el. Dejándome guiar por mi instinto lo invite a pasar a la casa para que pudiéramos hablar. Hay demasiadas cosas por decir.

- Lo siento, ¿te pillé en medio de algo? - pregunto él, me sorprendió su formalidad.

- Algo así, vengo de hacer unas compras de Navidad – le dije encogiéndome de hombros. – Dame un segundo - dije mientras ponía a Lucía en su corral e iba por las cosas que vine de comprar. Se movió para ayudarme, pero levante una mano haciéndole saber que no era necesario, siempre he hecho todo sola.

Le ofrecí algo de tomar y no acepto, y ya no podía retrasar lo inevitable. Fui hasta la mesa y le dije que se sentara conmigo a hablar. Había tantas cosas por decir y por explicar, otras no me correspondían a mí ni siquiera sabía la respuesta, pero solo podíamos continuar. Le pregunté primero sobre lo que más tenía curiosidad en ese momento.

- ¿Cómo me encontraste?  – de verdad tenía mucha curiosidad sobre eso.

- Nicole me llamó y me contó que teníamos una hija. También me dijo que estaba con su prima-hermana y me dio la dirección de tu casa – algo no estaba bien, Nicole nunca se enteró que me había mudado, ella se fue antes de que tuviera oportunidad de contarle.

- Nicole nunca supo donde yo vivo – le dije mirándolo con una ceja levantada. Esperando su respuesta y que no me mienta.

- Tu madre lo hizo – dijo finalmente – en cuanto le dije quién era y para que te venía a buscar me dio tu dirección - claro que mamá lo hizo, y yo que pensaba que ya se había hecho a la idea de nosotras. Ella todavía no quiere que yo tenga a Lucía.

- ¿Qué es lo que vienes a buscar realmente? - le pregunté, es mejor saber a lo que atenerme rápido a esperar. Él pensó bien su respuesta y yo estaba segura de que sin importar lo que dijera Lucía se va a quedar conmigo, él es su papá pero Nicole la dejo a mi cuidado.

- Yo solo quiero conocerla - vi la verdad y la honestidad en sus ojos – mira hasta hace unas semanas no sabía que tengo una hija y no fue fácil para mí. Estuve cuestionándome todos estos días si debía venir a buscarte o dejar las cosas así, pero no pude. Si de verdad es mi hija quiero estar en la vida de ella.

Yo sé lo que es crecer sin un padre que este contigo, que te consuele cuando te caes y si bien no estoy de acuerdo en que Lucía se vaya con él, él puede ser constante en su vida. Así se lo hice saber.

- Entiendo, si quieres comprobar si ella es tu hija podemos hacer una prueba – le dije y el pareció aliviado – pero te voy a decir algo. No me importa si ella es tu hija o no, Nicole me la dejo a mí para cuidarla y yo la amo demasiado para dejarla ir… por favor – mi voz se rompió y terminó sonando como una súplica. Yo he luchado demasiado para cuidarla y salir adelante, no puedo perderla, es lo único que tengo.

Él pareció entenderme, preguntó si podía cogerla y yo asentí. Se acercó a la niña un poco asustado, desde el corral ella estiro los brazos hacia él y cuando la cogió ella sonrió. Con ese simple gesto ella lo había atrapado, justo como a mí.

Faltan dos semanas para Navidad, ya  decore toda la casa y puse un pequeño árbol para Lucía y para mí. Adam me llamó en la mañana para recordarme que ese día teníamos que hacerle la prueba de paternidad a él y a Lucía. Nos arregle a ambas para salir cubriéndonos del viento frío de la navidad.

Fui al mismo hospital en el que Lucía nació y ahí nos encontramos con Adam. Les hicieron la prueba, y yo notaba que aunque trataba de no demostrarlo estaba nervioso, dijeron que tardaría una semana en tener los resultados. Terminamos y fuimos por un café para que pudiéramos hablar y pudiera compartir Lucía un poco más.

Comenzamos a hablar y yo le pregunté, un poco presentada, lo que había sucedido con Nicole porque ella nunca me conto y la extrañaba muchísimo. Quería ver cuál era la Nicole que había conocido, esa de la que solo él tiene un recuerdo.

- Conocí a Nicole en una fiesta de la universidad, yo era de último año y ella de primero. Nunca había visto a nadie como ella, no porque fuera bonita, aunque lo es - Nicole tenía el pelo largo, una piel caramelo que la hacía lucir hermosa, y la picardía y la emoción en sus ojos era contagiosa - sino que su personalidad brillante te atraía hacia ella – yo podía entenderlo, ella era mi luz, antes de que todo cambiara -  Estuvimos saliendo en una relación por varios meses, pero los dos sabíamos que no duraría mucho. Entonces, después de las vacaciones de navidad simplemente desapareció, no respondía mis textos, ni mis llamadas. No volví a saber de ella hasta hace varias semanas que me llamó para decirme lo del bebé. Estaba completamente en shock, ella simplemente desaparece y luego me llama para darme esa noticia y vuelve a desaparecer. No sabía que pensar y huir parecía fácil. – Yo lo miraba sorprendida de que no lo hubiera hecho, huir me refiero, conocía a demasiados muchachos que lo harían.

- ¿Entonces, cuántos años tienes? - me preguntó, para cambiar el tema de Nicole noté.

- 19 no cumpliré 20 hasta dentro de 4 meses – su boca cayó abierta, de la incredulidad. – ¿Qué sucede?

- ¡Eres una niña! ¿Cómo es posible que una niña como tú se esté haciendo cargo de un bebé que ni siquiera es tuyo? No puedo entenderlo - al igual que mamá no lo comprendía, pero veía que él quería comprender.

- Una vez nosotras hicimos una promesa - le expliqué, mientras nos recordaba a ambas en la cama jugando y hablando cuando hacíamos el juramento – si un día teníamos hijos y algo le sucediera a la otra.. La que quedara se haría cargo de ese niño como su fuera suyo – me encogí de hombros – solo estoy cumpliendo mi promesa.

- Apuesto a que ella no espera a que cumplas esa promesa. Probablemente ni la recuerda – tal vez sea cierto, pero yo la recordaba y no le iba a fallar a ella, tampoco a Lucía.

El tiempo no se detieneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora