Riptide

Rojo por ti

Era tarde. ¿ Por qué siempre se me hacía tarde? Bajé de la estación del metro a prisa y corrí hacia el Instituto. Llegué al salón, abrí la puerta y ya había empezado la clase. Me senté rápidamente y saqué lo que necesitaba. Soy de esas personas que cuando entran, solo miran al profesor y su pupitre. Por suerte no me perdí de nada.

Traté de analizar a los que serían mis compañeros por los siguientes 2 meses. Encontré casi lo mismo de siempre; personas que caracterizaban los mismos estereotipos que se repetían en la escuela. La clase estaba muy interesante y, debido a que no era muy sociable, logré concentrarme. Al parecer no era el más impuntual, alguien empezó a tocar la puerta y el profesor le hizo una seña para que esperara. La verdad no tenía mucho interés en saber quién era, como dije, no soy muy sociable. La puerta se abrió y volteé la mirada hacia ella. ¿Por qué la volteé?

Entró una niña. 

No lo podía entender. La gente desapareció, la luz se hizo más fuerte y yo más débil, aquella canción, Howling, sonó en mi cabeza y mis ojos empezaron a cambiar. 

Su rostro era el cielo. Los ángeles pintaban sus cabellos marrones, los demonios teñían sus labios del rojo más prohibido. Me escondí entre sus mejillas y por curioso me perdí en su sonrisa. Su cuerpo me llevó a un incendio del cual no quería salir. Estaba huyendo, sin querer; estaba escapando del azul que conocí, del azul de mi alma. Todo se tornó rojo. 

Se sentó justo al frente mío, al otro lado del salón. No podía dejar de verla,simplemente no podía, mi vida dependía de la fragilidad de su mirada. 

Nunca pensé que morir fuera tan maravilloso. Nuestros ojos se encontraron, miradas ausentes tan cercanas pero tan distantes, miradas que gritaban y encantaban. El café de sus ojos sabía tan bien; su forma, su expresión; no encontraba manera de definir el estado en el que me encontraba. Me volví adicto, me volví todo después de esos segundos, de esos cortos pero largos segundos que transformaron todo lo que conocía y todo lo que quería conocer.

No apartes tu mirada de mi. Te pido que no lo hagas.