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Las manos de mi vieja se alzan hacia mi en manera amenazante, con intenciones claras de arrebatarme al felino entre mi mano derecha.

- ¡Damelo, Katsuki!

Y entonces, ataca. Sus manos, hábiles y pequeñas se acercan al cuerpo del felino. Pero antes de que hicieran el más mínimo contacto, lo alzo a una altura en que no pueda tomarlo sin tener que saltar, por lo que ella me gruñe.

- Olvidalo, vieja mal agradecida.

- ¡Dame a Izuku, maldito mocoso!

- ¡Solo es un gato de mierda! - Zarandeo al felino en mi mano, con una sonrisa victoriosa y burlona observo la expresión furiosa de mi vieja.

Todo eso había sido con un propósito; Provocarla.

Y el ceño fruncido y sus ojos escarlatas sedientos de sangres querían asesinarme. Pero ella nota mis intenciones, su ceño se relaja y me sonríe cínica.

- Tu eres una mierda.

Yo también sonrío, igual de cínico que ella.

Mi padre nos mira, por dentro debe de pensar que tan parecidos somos mi madre y yo. A veces suelo pensarlo yo, tengo mucho de ella.

Pero eso es otra cosa.

- De tal palo a tal astilla, vieja. - Le respondo. Ella, su expresión, cambian totalmente.

Parece desconcertada por unos segundos y su ceño se frunce lento. Fue entonces cuando siento como el felino en mi mano se empezaba mover, alzo mi mirada a ver que mierda le molestaba. Entonces, comprendo. El se resbalaba de mi agarre en su pescuezo, y mis dedos se enredan entre su pelaje verde, largo y rizado.

Una mueca se forma en mis labios, en ese instante bajo la mirada hacia mi madre para proponer tregua, pero ella con su mano derecha alzada y cerrada en un puño que se acerca rápido a mi rostro parecen no querer nada conmigo.

Excepto una cosa.

Veo su golpe acercarse a mi cara, y yo no tengo tiempo de reaccionar. En esos momentos, estoy seguro que por más que se acerca, mis párpados se separan a más no poder.

Por un momento, mis ojos se encuentran con los suyos. Sus ojos sedientos de sangre y la misma sonrisa retorcida que tengo yo a la hora de enfrentarme con alguien, no están en ella. Solo unos ojos encendidos en fuego de ira y su sonrisa cínica me saludan, seguido de un movimiento de labios que puedo adivinar fácilmente que me dice.

«Por cabrón, mi cielo»

Cierro mis ojos y siento un dolor fuerte en la zona debajo de mi nariz. Escucho un quejido, tal vez mío. De la nada pierdo mi equilibrio, solté al felino y mis pies se tambalearon junto a un retroceso, mis brazos se estiran hacia los lados en busca de apoyo, mis ojos lagrimeaban por el golpe, y eso me nublaba la vista.

No, el dolor no es nada para llorar. Es un efecto del golpe que me dio. Debe ser eso. Siempre me cae una lágrima cuando me golpean la nariz, aunque esta vez no fue eso.

Tuvo que darme un golpe en un punto nervioso.

Mis brazos estirados siguen buscando apoyo, y cuando doy un paso atrás seguido de otro, de alguna forma me tropecé. Y caí de espaldas hacia el suelo, inesperadamente, en ningún momento me había alejado de la puta puerta de la entrada, así que me golpeé la cabeza con la madera de esta cuando faltaba poco para tocar suelo.

Luego de eso, todo fue muy borroso.

Escucho voces. La de mi viejo y la de mi vieja. Y no las entiendo.

Strange Animal [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora