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Sollozos.

Gimoteos.

Llanto.

Todo ello se escuchaban por todo el hogar de los Bakugō. Todos provenientes del dormitorio del matrimonio.

El hogar había sido hundido en una oleada de tristeza minutos atrás. Katsuki ya no se movía en su desarmada cama, ahora estaba totalmente tranquilo. Masaru, en la sala de estar, estaba haciendo los quehaceres del hogar.

La rubia ceniza, con su ojos hinchados de tanto llorar, dejaba sus lágrimas correr libremente por sus mejillas. Sus mejillas coloradas y su nariz enrojecida le daban un aspecto muy vulnerable.

Esa mujer que siempre fue firme, ahora estaba totalmente derrumbada y desahogándose con Izuku.

El peliverde a comparación de ella, las lágrimas que bajaban por sus mejillas eran silenciosas y su respiración algo agitada.

De vez en cuando, se acercaban al velador para tomar pañuelos y limpiarse el rostro.

Mitsuki estaba sentada sobre sus propias piernas, limpió los últimos rastros de lágrimas de su rostro. Mientras Izuku estaba sentado en una posición de indio, arrugaba la nariz en algunas ocasiones.

- Ella... Ella era grandiosa. - Soltó la rubia, bajando la mirada hacia sus manos que, en ese momento, había comenzado a jugar con sus dedos.

Izuku asintió.

- Sabes, ella... No sé como fue que te encontró, pero me alegro que hayas estado para ella y... Quería agradecerte por salvarle la vida.

Las felinas orejas del peliverde se alzaron al igual que su mirada, sus ojos acuosos llenos de curiosidad se fijaron en el cuerpo de la rubia.

- ¿Cómo...? ¿Salvar su vida? Pero yo no.. No hice nada, no he hecho nada.. - Arqueó ambas cejas, desviando su mirada por un momento.

- Si lo hiciste. Vaya que lo hiciste. - Una pequeña carcajada seca resonó en la habitación. - Ni yo pude hacerlo... - Murmuró inaudible. - Ella siempre me ayudó en todo, nos conocíamos desde la preparatoria Y desde ese momento, nos volvimos amigas. Grandes amigas.

Y un silencio incómodo se formó luego de ello. Izuku no sabía que decir, y Mitsuki se tomaba su tiempo.

- En fin.. Resumiendo muchas anécdotas de tantos años... Ella era un pilar en mi vida. Un pilar que me sujetó por años.. Y ahora me estoy derrumbando.

En movimientos lentos, las manos de la rubia temblaron al igual que todo su cuerpo. Y tan pronto como iba a soltar un sollozo, sintió algo sobre sus manos que las envolvían en una calidez profunda, eran las manos de Izuku. Alzó su mirada, encontrándose con unos brillantes ojos esmeraldas.

- Usted no ha hecho nada malo. - Apretó suavemente las manos temblorosas. - Usted fue una luz para ella..

Los acuosos ojos carmesíes le miraron con curiosidad.

- Ella decía que, cuando se perdía, usted era una luz que le guiaba... Dijo que fue el único pilar que siempre la sostuvo, y que está eternamente agradecida con usted..

El peliverde vio como la rubia apretaba sus temblorosos labios y las lágrimas que desbordaron de sus ojos al cerrarlos antes de sentir los brazos de ella rodear su cuerpo con fuerza.

Sin saber que hacer realmente, sus brazos correspondieron.

( . . . )

La puerta del dormitorio se abrió dando un largo rechinido al ser empujada, llamando la atención de Masaru que, impaciente, estuvo dando vueltas en circulo delante de la habitación, preocupado por la oleada de tristeza que seguía presente.

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⏰ Última actualización: Mar 31, 2018 ⏰

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Strange Animal [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora