| V e i n t i c u a t r o |

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A pesar de toda la explosión mágica en mi corazón, no podía evitar irritarme cuando me tocabas de más.

Nuestra primera discusión. Sentados en la banca, habíamos optado por movernos de parque. Fuimos a unas canchas, estábamos frente un pequeño parque para niños.

Te acercaste a mí, me abrazaste por la cintura, me molesté y me alejé nuevamente, esa vez me soltaste sin insistir y te alejaste hasta el otro lado de la banca.

Dijiste que no tenias porque rogarle a alguien, que ni siquiera le rogabas a tu propia madre mucho menos lo harías por alguien más.

Me asusté, me acerqué a ti y tome tus manos, me miraste serio y me soltaste. Te pedí que me abrazarás, incluso me disculpé por ser tan fría.

Tan solo te pusiste de pie y comenzaste a caminar, te confieso que ese día quise llorar, pero tomaste mi mano, y sonreíste.

En esa misma cita, rayos, fue nuestro primer beso, al menos el primero que yo permití.

Apostamos, teníamos que caminar sobre el borde la banqueta de esa alberca, el que llegará al ultimo haría lo que el otro quisiera. Ganaste, me pediste muchos besos, me puse demasiado nerviosa, en realidad, solo había dado un beso en mi vida, no sabia como hacerlo, pero tu eras un experto.

De las mejores citas que tuvimos, una cita que aún se siente como punzones en mi corazón, una cita, que aún al recordarla, hace que mis ojos se llenen de lágrimas.

El Chico Que Me Rompió El CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora