Ya había amanecido completamente, el cantar de los pajaros me despertó de golpe; miré el reloj de mesa que tenía al costado de mi cama, era tardísimo. Me levanté toda apurada a cepillarme para luego ir a desayunar, teníamos que ir a comprar las semillas de tulipanes pero me había levantado tarde, al bajar de las escaleras vi a mi mamá que estaba acomodando algunos libros en la repisa de la sala, parecía algo cabizbaja.
Me sentía algo mal por ella, pero de todas maneras me esforcé en hacer una sonrisa y hablar muy animadamente.
-Hey! Qué tal? Ya agarraste tu bolsón para salir a comprar algunas semillas?
Le pregunté, intentando disimular que estaba algo nerviosa por su respuesta.
-Anna, no me había dado cuenta que despertaste ya vas a desayunar?
Me contestó, esquivando mis ganas de recompensarla y salir a comprar semillas.
Cogí un pan y bebí unos sorbos de café, le traje unas sandalias y finalmente la obligue a ir de compras. De todos modos no me podría decir que no porque soy su hija y tengo cáncer, a veces tiene su parte buena.
Unos 15 minutos después nos adentramos en el inmenso mundo de las tiendas orgánicas "Del campo a su hogar" decía uno de los carteles con una imagen de hortalizas, plantas y esas cosas.A cada paso que dábamos mi madre se paraba a saludar a sus "amigas" las vendedoras de la naturaleza, la mayoría de ellas ya estaban algo mayores y todas me conocían aunque yo no sabía de su existencia, era como si tuviera un centenar de abuelitas desconocidas. Algunas de las ancianas me agarraban de los cachetes y me los estiraban, esos brazos flácidos eran una trampa porque pensaba que iban a ser suaves y ligeros pero eran todo lo contrario.
Después de pasar por cada una de las tiendas del lugar y tener los cachetes más rojos que un tomate un sonido inexplicable salió de mi barriga, estaba hambrienta y mi madre había gastado casi todo el dinero que trajo consigo en comprar semillas. Por un momento pensé en convertirme en un hámster y comermelas todas tal como lo haría Sisífo, pero sólo estaba alucinando por el hambre.
Mi mamá me llevaba de la mano atravesado todas las plantas que había en el lugar para ir de nuevo a casa hasta que un hombre salió a su paso y la detuvo, por un instante pensé que iba a armar la tercera guerra mundial o que al menos le daría una cachetada pero al percatarme que nada de eso sucedió fije mi mirada y me quedé algo anonadada.
El sujeto misterioso y mi madre se saludaron muy cordialmente a tal grado que me dio un poco de asco esa muestra de afecto fraternal, pero cuando vi la sonrisa que se dibujaba en el rostro de mi mamá no me molestó del todo. Unos minutos de incertidumbre después la señora sonrisas vino a mi y me explicó que aquel tipo era el llamado "Tulipán Holandés"; un amigo de mi madre que siempre intentaba estafarla a mi pensar pero que le caía muy bien a mi mamá.
Al final de cuenta nos saludamos y expresó que estaba contento de conocerme por fin -antes de que muera- pensé, realmente el hombre superó mis expectativas ya que me lo imaginaba panzón, calvo en fin un ocioso en busca de dinero fácil pero en realidad era un sujeto bastante diferente a cómo mi imaginación lo moldeaba, era alto y esbelto, aún le restaba mucho cuero cabelludo y tenía buen físico tal vez iba al gimnasio pero lo más probable es que corría cada día detrás de un posible comprador de semillas mágicas.
Nos había invitado a almorzar en su piso, el tipo vivía sólo y ya me imaginaba como estaría ordenado pero al menos no olía como alcantarilla, mi madre insistió en ayudarlo y el Tulipán Holandés no se opuso. Yo me quedé sentada en el sofá escuchando los chillidos de mi estómago al mismo tiempo que hablaba con Cristina por SMS, le estaba contando las aventuras que tuve al comprar las semillas de tulipanes.
De pronto me percate que había una guitarra clásica arriba de un estante, la tomé y estaba llena de polvo asi que me hizo estornudar, esa cosa no había sido limpiada por décadas y tenía las cuerdas oxidadas. De igual manera me puse a "tocar" para pasar el rato, en realidad sólo sabía algunas notas como DO, RE y Mi menor las aprendí gracias a un señor que siempre visitaba el hospital para tocar canciones a los niños.
Unos cuarenta y cinco minutos de infierno después la comida estaba lista, el menú que crearon era lasagna de carne con una ensalada rara que contenía papas, arroz y arvejas. Nos sentamos a comer y me tragué dos platos enteros de comida, al terminar de almorzar el Tulipán nos llevó en casa y le regaló a mi madre unas cuantas semillas de tulipanes -muy considerado- pensé, de esta manera terminó nuestra hermosa velada llena de semillas, comida y tulipanes.
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Un Dolor Imperial
Teen FictionEsta es una historia de una chica llamada Anna de dieciséis años diagnosticada con un raro cáncer en la sangre, al qué le suceden varias experencias. Creada por Peter Van Houten un escritor qué vive en Holanda pero qué no llegó a terminar el final...