Capítulo 15

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Al parecer, la golpiza había dejado sus secuelas y en cuanto el beso se volvió más intenso, un agudo dolor en su costado le cortó la respiración obligándolo a detenerse. Al verlo repentinamente pálido y debilitado, Victoria le exigió que se acostase poniendo fin a cualquier intento de continuar por su parte. A pesar de indicarle que solo necesitaba un momento para recuperarse, no logró convencerla.

Minutos después, se encontraba acostado en la cama sintiéndose frustrado por no haber podido terminar lo que ni siquiera habían comenzado. Por lo menos, había sido capaz de persuadirla para que se quedase a dormir con él asegurándole que estaría igual, o incluso más cómodo, con ella a su lado. Por consiguiente, sintiendo la calidez que le brindaba su compañía, no tardó en quedarse profundamente dormido. 

Tres malditos días pasaron hasta que por fin pudo salir de la cama

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Tres malditos días pasaron hasta que por fin pudo salir de la cama. Por un lado, la zona alrededor de la costilla rota se había inflamado provocando que levantase fiebre. Por el otro, las heridas sufridas, mientras había estado en cautiverio, terminaron por infectarse causándole una extrema y molesta debilidad muscular. Para su fortuna, Victoria lo atendió de inmediato y le dio los antibióticos necesarios para detener rápidamente la infección y ayudarlo a recuperarse lo más pronto posible.

—¿Cómo te sentís hoy, amor? —le preguntó ella por la mañana del cuarto día.

Él sonrió. Había comenzado a llamarlo así desde que se preocupó al oírlo delirar a causa de la fiebre y ya no dejó de hacerlo. Solo en presencia de su hijo guardaba las distancias ya que, según ella, quería primero hablar con él. Si bien Mariano estaba de acuerdo, no veía la hora de contarle que era su padre.

Desde que se sentía un poco mejor, y aún en contra de los reproches de su madre, Facundo lo había visitado con frecuencia para contarle los niveles alcanzados en su nuevo juego. Él no podía sentirse más que feliz por eso y lo animaba a explayarse. Incluso le enseñaba algunos trucos para que avanzase más rápido. Deseaba poder empezar a demostrarle lo mucho que ya lo quería, y soñaba con el momento en el que le dijese "papá" por primera vez.

—Ya estoy bien —respondió sujetándola de la cintura para acercarla a él—. Y todo gracias a tus cuidados.

—Yo diría más bien al antibiótico —replicó ella con una risa traviesa.

Él enterró los dedos entre sus cabellos a la altura de la nuca y tirando levemente para alzar su rostro, la besó con intensidad. Hacía años que ansiaba volver a sentir el adictivo sabor de sus labios, el dulce aroma de su piel y el calor de su cuerpo. Sin embargo, desde hacía tres días que ese deseo se había vuelto una especie de tortura, incluso peor que la de los golpes, al tenerla tan cerca y no poder tocarla como realmente quería.

El sonido de pasos aproximándose lo regresó a la realidad, justo a tiempo para separase de ella antes de que su hijo irrumpiera en la habitación. Su hijo. ¡Qué bien que sonaba!

—¡Mama, voy a llegar tarde al colegio!

—No, tranquilo. Ya nos vamos —le dijo poniendo los ojos en blanco.

Tras su promesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora