Al salir del hospital, pasaron por el departamento de Sebastián para que recogiera algunas cosas y continuaron su camino hacia la casa de Melina. En cuanto entraron, la obligó a recostarse mientras él se encargaba de preparar algo de comer. El médico le había indicado reposo absoluto durante los primeros días y al parecer, Sebastián se lo estaba tomando al pie de la letra. Ya le había dicho en el viaje que se quedaría en la casa de ella para ayudarla en todo y que no iba a aceptar un "no" por respuesta. De todos modos, tampoco era que ella pensara negarse. De hecho, le gustaba tenerlo allí. Su presencia la calmaba y eso era justamente lo que necesitaba en ese momento.
Mariano sabía que aún estaría agotada y no quería agobiarla, por lo que prefirió llamarla por teléfono en lugar de ir a verla para asegurarse de que estuviese bien. Cuando su amigo le había comentado sus planes de quedarse con ella, se había quedado mucho más tranquilo. Aprovechó el llamado también para pedirle que siguiera las indicaciones médicas las cuales eran fundamentales para su pronta recuperación y le dijo que tratara de no hacerle difícil las cosas a su novio, que ya bastante estresado estaba. Melina rio al escuchar como lo había llamado. Le resultaba extraña esa palabra, aunque a la vez maravillosa. Sin embargo, para ella Sebastián era mucho más que eso.
Desde la cama —porque no tenía permitido levantarse más que para ir al cuarto de baño—, llamó a sus amigas y les contó las novedades. Ambas reaccionaron de la misma manera gritando emocionadas desde el otro lado de la línea. Le prometieron que en cuanto se sintiera mejor la irían a ver y que no dudara en llamarlas ante cualquier cosa que necesitara.
Finalmente lo llamó a su jefe para avisarle que no iría a trabajar en las siguientes semanas. Este la felicitó por la buena nueva y le pidió que no se preocupara por el trabajo, que se centrara en recuperarse y que volviera cuando se sintiera bien del todo. A pesar de su comprensión —la cual agradecía—, no estaba segura de que fuera a volver realmente. Esa noche en el hospital apenas había podido dormir y en cambio, se había dedicado a pensar en qué haría con su trabajo. Después de todo lo que había pasado con su ex, no deseaba volver a verlo en su vida y a pesar de que amaba lo que hacía y le resultaba doloroso tener que dejarlo, no estaba dispuesta a compartir el día a día con un loco mentiroso al que no le gustaban los rechazos. Por otro lado, estaba segura de que su novio, tal y como lo había llamado su hermano más temprano, no se sentiría demasiado cómodo con ello.
Esa noche, Sebastián le llevó la cena a la cama temprano. Como sabía que estaba agotada, apagó la luz ni bien terminó y la envolvió en sus brazos para que se relajara. En cuanto sintió que se había quedado dormida, la arropó y tras darle un beso en la frente, llevó la bandeja a la cocina para lavar lo que había usado para cenar. Luego, decidió quedarse en el living y mirar un poco de televisión.
Sin prestar atención a la pantalla, se puso a pensar en todo lo que había pasado hasta ese momento. No podía creer lo estúpido que había sido al pensar que podría vivir sin ella. Ahora, esa idea le parecía ridícula y absurda. Ese mes que estuvieron separados casi había acabado con él y sabía, con certeza, que no quería volver a sentirse así nunca más.
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Tras su promesa
RomanceLibro 1 Serie Secretos. ♡ Una noche, en medio de una tormenta, Melina recibe la inesperada visita del mejor amigo de su hermano y, con esta, una impactante noticia. Sebastián le informa que ambos son agentes del Servicio de Inteligencia y que, duran...