Inefable.

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Sabes, te encontré sin buscar nada, pero una vez te conocí, encontré todo lo que pude haber buscado.

Desde el momento en el que cruzamos miradas por primera vez, sentí un escalofrío, un palpitar acelerado, una emoción mezclada con un temor impertinente, el miedo a recaer en algo de lo que huí. Estuve durante un largo tiempo buscando la estrella de mi vida, la luz que me guíe para encontrarme a mí mismo, que me proteja de mis demonios, y que me brinde la calidez necesaria para sobrevivir en los fríos momentos de mi vida en los que me pierdo en lo siniestro.

Pero lo único con lo que me encontraba eran puras luciérnagas, pedazos de plástico que proclamaban ser oro, teñidos por mentiras, y pulidos por inseguridad.

Pero tus ojos eran algo etéreo, en el momento en el que los vi, de ellos me hechicé, no pude pensar en muchas otras cosas, porque ahí fue cuando de ti me enamoré. Sin pensarlo supe, que ninguna distancia me impide amarte, ni si estás en la tierra y yo en marte.

Como bien es sabido, los ojos son como una ventana para el alma, y en el momento en el que pude esbozar una parte de tu alma, inmediatamente pensé que había visto algo acendrado. Tan perfecta con sus imperfecciones, de a poco iba cayendo en la limerencia.

Tu voz es una melodía seductora, tus labios serán como terciopelo, y un amor como el que siento, es definitivamente, imposible esconderlo.

Tú eres el espectro de mis anhelos y la luz de mi vida, podría dedicarte cada una de mis noches, mis insomnios y mis madrugadas, todos los suspiros que he dado por ti y que se guardan en mi almohada, mis sueños, mis ojeras y todo lo demás, porque nuestro amor es como el café. Es fuerte, intenso, apasionado, y podría levantarme de entre los muertos.

Aunque estemos separados, mi corazón no deja de latir por ti, estás presente en cada uno de mis pensamientos, puedo sentirte en cada canción romántica, y sé que tú me amas tanto como te amo yo, por eso te recuerdo, que siempre que pueda, iré por ti, y te extraño a cada segundo que pasa. Porque las aves se entristecen cuando está nublado, a mi me pasa lo mismo cuando no estoy a tu lado.

Te conocí por causalidad, pero eres el más puro y vivaz ejemplo de serendipia.

Ahora estoy escribiendo al ritmo de mi corazón, palabras que quedan cortas para la fascinación que tengo por ti, aún así, son palabras que provienen de lo profundo de mi corazón.

Eres mi inspiración, y te amo como nadie se puede imaginar, pero no es para tanto, es para siempre. Y aunque no tenga el atractivo de un actor, ni me pueda comparar a Neruda, te puedo entregar mi corazón, que de quererte no tiene duda.

Eres inefable.

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SxA





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