three;

294 29 12
                                    

Me aterraba la idea de pensar que Diego me dijera que ya me había superado, que ya había dado vuelta a la página y que él ya era feliz con alguien más. Me aterraba el simple hecho de tener que dejarlo atrás para siempre, de tener que olvidarlo para siempre. Después de algunos minutos caminando, paramos y entramos a su auto.


– Dove... en verdad no sé como empezar. Jamás pensé que fueras a venir, claro, estaba enterado de que mi hermano te había invitado, pero no creí probable que vinieras. Después del incidente de... nuestra boda – su voz se rompía conforme recordaba y a mi se me hacía un nudo en la garganta – juro que te busque como loco, cada día me quedaba fuera de tu casa, tu padre me prohibió acercarme a ti. Cada día que pasaba alejado de ti, se me hacía más difícil y caí en una profunda depresión. Era una chingadera, de verdad. Al final decidí que eso no me llevaba a ningún lado y quise seguir adelante. Creí que ya te había olvidado, pero eso era de lo que me había convencido, hasta que te vi hoy. Todas las chingaderas por las que pasé en este año, se esfumaron cuando te volví a ver. Siempre te he amado, Dove. Eres la única a la que he amado, la única que se ha interesado realmente por mi, siempre has estado para mi incluso cuando yo no estoy. Te amo, carajo, si que lo hago y no me gustaría perderte, otra vez.

– No sabes cuantas noches lloré, pensando en la posibilidad de que me habías olvidado. Estaba tan triste y me sentía tan sola, era un sentimiento que jamás experimente en mi vida, sin ti me sentía perdida. Me convencía cada día de que te había olvidado, pero cada noche me encontraba haciendo lo mismo; llorando por ti, por mi, por nosotros. Nos extraño, extraño todo de nosotros; te extraño a ti. 

Diego tomó mi mano y la entrelazo con la suya, con la otra tomo mi mejilla y la acaricio. Nunca me sentí tan conectada con él en mi vida, nunca me sentí tan cómoda. El espacio entre los dos se reducía a medida que acercaba su cara con la mía. En cuestión de segundos sus labios chocaron con los míos y sentí una descarga de electricidad recorrer todo mi cuerpo.

𝕯𝕴𝕰𝕲𝕺 ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora