Desastre

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No lo decía abiertamente, que tenía una relación con su lacayo; la confesión fue desastrosa y lo que vino después, pero nada que se pueda considerar malo. Los dos lograron formar un vínculo más íntimo, y aunque suene increíble siendo el Diablo, estaba aprendiendo a entender mejor a los que llamaba "inferiores", "simples mortales", y otros apodos más, algo que no se había molestado en hacer durante sus 4000 años.

King Dice fue el último en darse cuenta de sus sentimientos, pero el primero en expresarse, él dio el primer paso, sin pensar mucho en las consecuencias obviamente, o nunca habría podido agarrar tanto valor.

—Señor, necesito decirle algo.— Con paso firme entró en la oficina, apretaba los nudillos y no podía evitar sentir nervios.

—¿Qué pasó ahora? Ya te dije que si Wheezy te está molestando le...

—No, no. No es nada de eso.— Interrumpió rápidamente, no le gustaba mucho oír el nombre de ese tabaco.— Lo que le quiero decir no tiene nada que ver con...con trabajo.— No pudo mantener más la mirada y empezó a observar el suelo.

El diablo alzó una ceja, curioso.— Entonces, ¿Qué tienes?— Dejó de hacer lo que sea que estuviera haciendo con esos papeles y entrelazó sus manos.

King Dice tomó aire, para luego dejar todo salir.

—Me gustas.

Silencio.

—Jefe, lo amo.

"Chst—" Se alcanzó a oír un sonido, luego otro, y otro, hasta que el escritorio se prendió en llamas, haciendo más sonidos de esos al quemarse la madera.

El rey se sobresaltó por el fuego, empezaba aterrarse hasta que vio la expresión tranquila del demonio, «¡Lo detesto! ¿Por qué inició el fuego así de repente?»

El Diablo le miraba incrédulo, apoyado en aquel escritorio. Movió la cabeza de un lado a otro.

—Dice, si quieres tener sexo conmigo sólo dímelo.— Contestó neutral, pero por dentro estaba muriendo de nervios, «¿Y ahora? ¿Es una clase de broma?» por ello de la impresión no pudo contener la pequeña chispa de fuego que hizo incendiar su lugar.

El mencionado suspiró, sabía que iba a ser difícil.

—Hablo en serio jefe. No es sólo atracción sexual, también es... romántica.

—¿Ah? Pero si el amor no existe.— Mentira, vil mentira, él mismo estaba sintiéndolo pero simplemente le cuesta aceptar, aceptar que puede tener sentimientos humanos a parte de ira y soberbia.

Estaba empezando a hacer calor, o así lo sentía su lacayo, pues el demonio estaba acostumbrado a esas temperaturas y más.
King Dice se pasó una mano por su frente para limpiar el sudor, volvió a suspirar.

—Entiendo que usted no crea en eso, digo, eres Satanás, no sé porqué pensé que podrías sentir algo.— Su tono era apagado, a pesar de que su intención era solamente descargar ese sentimiento, tenía algo de esperanza que... le correspondiera. Era sólo un deseo fantasioso, eso pensaba él, sin saber realmente la verdad.

El Diablo duró unos segundos dudativos, pero inmediatamente mandó todo a la mierda, "¿Qué carajos? ¡Soy el Diablo! ¡Puedo hacer lo que quiera!" Pensó para sí mismo y se fue de su escritorio para ir al lado de su lacayo y agarrarle por la cintura. Tenía en el pelaje algunas llamas danzando por su reciente fuego y no se había dado cuenta de aquello. Apegó más a su Rey hacía él.

—Más te vale que no sea algún tipo de broma, o pagarás muy caro.— Le sonrió con sorna y le plantó un apasionado y profundo beso a su subordinado favorito.

Snake Eyes!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora