I
Ella se levanta al salir el Sol, mira a su lado y lo ve dormir, ignora su presencia mientras se ata el
cabello en una coleta y baja a preparar el desayuno. Solo para ella.
Recoge sus cosas en silencio, se viste y sale a enfrentar esa mañana de primavera, vaga por las
calles, sin ninguna idea sobre que hacer.
Se pregunta si los demás lo notan, siente que todos cuestionan su mirada triste y su andar
desgarbado, sueña despierta con la idea de volver...
Pero, ¿Para qué lo haría? ¿Qué ganaría con eso?
-No, nada.
Prefiere seguir caminando sin rumbo hasta el atardecer, no ha comido nada desde esta mañana y
decide no hacerlo, teme vomitar con la simple idea de comer... Comer le haría recordar aquello;
y no es lo que quiere.
Se sienta en la banca de un parque, ya no sabe nada, ni siquiera quien es... Sólo existe un
pensamiento en su mente: "huir".
Necesita salir de alli, pero, ¿Allí? ¿Dónde? Sigue pensando en lo mismo, encontrar una salida. El
recuerdo claro de Él en su cama la atormenta ahora. Fantasea con volver. Pero sólo es una
fantasía, ¿Cierto?
Decide ignorar esos pensamientos que la atormentan, se talla los ojos y se restriega la cara;
levantándose en silencio, elige entrar a una tienda cercana y gastar los pesos que le quedan en
algo de café y una cajetilla de tabaco, vuelve a la banca bebiendo lentamente y a pequeños sorbos
el humeante líquido que le quema ligeramente la garganta, levanta un poco la vista y se percata
de que la noche ha llegado hasta Ella de nuevo, pero esta vez, al contrario de asustarse como
siempre lo hacía, recibe la oscuridad como un abrazo y a la luz de una farola observa en sus
pálidas manos las venitas que las surcan como raíces, con cierta ironía en sus movimientos abre
la cajetilla y toma un cigarro, se percata de la falta de encendedor o cerillos y analiza la situación;
debido a su poco dinero comprar un encendedor o cerillos no representa una posibilidad.
Se queda sin fumar y termina el café, recuerda aquellas cuatro paredes y al hombre que dejó
duermiendo en su cama, piensa en el zippo que le regaló su padre y que ha olvidado en el
segundo cajón de la mesita de noche, justo al lado de la cajita de mentas que ahora contenía
colillas y las cenizas de una que otra foto.
Volvió a pensar en Él, en su expresión la noche anterior al desearle dulces sueños, en sus manos
tibias al contacto y en sus grandes ojos marrones, en su pelo negro y despeinado... En todo
aquello que no debía volver. Ella no lo permitiría, aunque... Debía recuperar el zippo, el zippo, la
cajita de mentas y algo más, únicamente eso antes de poder olvidar por completo, borrarle de su
mente.
Pensando en todo aquello sabía en el fondo que sólo lo vería una vez más.
Emprendió el camino de regreso a sus cuatro paredes, desandar lo andado llevaría algún tiempo,
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Retazos de existencia
Short StoryCuentos cortos con distintas temáticas. De todo un poco. Intenta evocar realismo mágico clásico.