3. Mafia model

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~3~

Eithan

¿Por qué lo invita? Eso perjudica todo lo que se supone que iba a hacer. Ese Vlad está en todas partes, no lo soporto. Lo peor, iba a hablar de él, sugerir que le digan que le dé más tiempo a Belle, que deje de llenarla de trabajo. Ahora con esa plaga de manager, no podré ni siquiera opinar.

La cena ocurre tranquila por ahora, pero no estoy de humor, quiero desaparecer. Siento la mano de mi novia y levanto la vista, ella me sonríe así que no puedo evitar hacer lo mismo, aun cuando estoy intranquilo.

―Quiero contarles algo ―Belle comienza un discurso que no esperaba ―, he hablado con los padres de Eithan y me han invitado a pasar las vacaciones con ellos.

―¿Eh? ―expreso confundido.

―Belle, aun no tengo programada tus vacaciones, tenemos mucho trabajo todavía ―aclara Vlad.

―Sí, sobre eso, ya lo cancele ―le aclara.

Se forma un silencio.

―¡Wow! ―la madre expresa emocionada rompiendo el momento incomodo ―Estoy impresionada, lo hiciste tú sola ―mira a su marido ―¿No es genial? Crecen muy rápido.

―¿De vacaciones con un chico? ―el papá exclama disconforme.

―Con sus padres ―lo corrige.

―Con un chico ―repite entrecerrando los ojos.

―Tengo 19 nueve años, no exageremos ―Belle le aclara ―y ya lo conoces "al chico" como le dices ―me señala.

―Hola ―digo inquieto ―no quiero morir ―río nervioso.

―Recuerda que es la heredera de la mafia inglesa, y mi hija ―mi aclara el papi que da miedo.

Me sobresalto.

―Yo... yo... ya habíamos hablado de esto.

―Y confiamos en ti ―la mamá intercede dándole dos palmadas en la mano a su marido ―¿No Adonis? ―lo provoca ―Cuentas claras.

Él sonríe.

―Eso es trampa, cariño.

Mi novia se levanta de su asiento.

―Todo aclarado. Tú estás despedido ―señala a Vlad que queda petrificado ―y nosotros nos vamos ―continua sosteniendo mi mano, así que la sigo fuera del comedor.

―¿Está bien irse así de la mesa? ―le pregunto cuando ya estamos en la mitad del pasillo, pero no nos detenemos hasta llegar al jardín.

―Sí ―suelta mi mano y corre hasta el árbol, se sienta y hace una seña para que vaya a su lado, así que es lo que hago.

―¿Y ahora qué?

―Miremos las estrellas ―levanta la vista y me quedo observándola.

Tan hermosa como su nombre la precede y a la vez, tan magnifica y brillante como las constelaciones que puedo ver en la bella noche. Ella a veces puede parecer tan misteriosa y clara al mismo tiempo, como la luna, única, inigualable. Ese es mi amor, tanto que se pierde como en las letras de un poema sin recitar, pero se encuentra cuando me cruzo con sus ojos y cálida sonrisa.

―¿En qué piensa? ―me pregunta y vuelvo de mis pensamientos más profundos hacia ella.

―En que me has hechizado.

Se ríe.

―¿Y eso es malo? Mi Poeta.

Sonrío, me llama así desde que encontró mi cuaderno de poemas en mi pupitre, en aquellos días que íbamos a la secundaria.

―Para nada ―hace una pausa que me enloquece y me deja ver sus bellos gestos ―. Dime, ¿Cómo te he hechizado?

Me pongo a recitar.

―Toda tú, no hay explicación razonable para lo que me haces sentir, es que me pierdo en tu mirada y mi corazón no deja de latir, te pertenece, sino yo dejaría de existir. Tú me has hipnotizado, aunque no quiero dejar de estar hechizado, no abandones a este enamorado.

―¿Por qué?

―Porque te amo ―agarro su mano y nuestros dedos se entrelazan, segundos después acerco mi rostro al de ella.

―Yo también te amo.

Unimos nuestros labios y las estrellas son testigos, de una declaración que estoy seguro, que se repetirá por los siglos de los siglos. Ya que no puedo imaginar nada más, que este sentimiento puro y sincero entre ambos. Incluso aunque muera y vuelva a revivir, este sentimiento seguirá existiendo para siempre.

El fin.

Relatos Ricoy (Probando tus celos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora