Relatos Ricoy (Probando tus celos)

2. Cuídame, soy frágil

~2~

Siem

Mis amigos se ríen luego de haberles contado sobre el primer encuentro con Kaya y de ver la desastrosa caída en el concierto. Ahora estamos en el hotel, pero no puedo creer que se sigan burlando de mí. Solo es que no nos entendemos con la chica ¿Cuál es el problema? No soy un príncipe azul, pero al menos intente disculparme, no sé qué se creen que soy, hablamos de mi vida amorosa, no de un chiste.

―Ya basta ―me quejo.

―Olvídala ―dice Luan, el rubio que se sigue riendo ―la chica no quiere saber nada contigo, acéptalo.

―Cierto ―expresa Gerrit ―tú mismo lo dijiste, te evita, no vale la pena. Además, la viste dos veces, ni que fuera la mujer de tu vida.

―No, pero... ―Hago una pausa ―me gusta ¿No debería intentar?

―En eso tienes razón, pero no seas acosador ―se burla el morocho ―no queremos que vayas a la cárcel ¿No viste como chilló? Te va a hacer una demanda pronto.

―¡¿Pero si no le hice nada?! ―Me alarmo ―Todo lo que ha pasado fueron accidentes. De hecho solo me caí y lo otro... bueno, no estaba prohibido ir al jardín ―digo confundido ―o eso creo ―Pongo la mano en mi nuca ―. No lo comprendo ¿Qué hice mal?

―Pues no sé ―Luan apoya su mano en mi hombro ―tenemos un par de conciertos más en la parroquia, procura que no te arresten mientras estamos por allí ―al finalizar de decir eso, ambos se ríen a carcajadas.

Idiotas.

~~~

Ya es de noche, este siguiente concierto fue acordado para más tarde, hay fiesta y baile, además de donaciones. Está todo muy bonito el lugar, hasta nosotros nos pusimos de traje, a pesar de que nuestra banda no viste de esa forma para tocar la música. Mientras hacemos receso, busco a Kaya, ya que no la he visto en ninguna canción, pero luego la encuentro más al fondo, encargándose de las mesas. Al parecer ha decidido trabajar allí, es como si quisiera alejarse de todo el resto.

―Hola ―la saludo y se sobresalta ―. Siento asustarte ―Hago una mueca sonriéndole ―parece que lo único que hago es darte sustos y disculparme, hare otra cosa ―Alzo la mano ―¿Bailas? ―Niega moviendo la cabeza ―Es un inocente baile, lo juro ―agrego.

La rubia se me queda mirando con ese intenso celeste por una eternidad, pareciera que no contestara nunca, su boca se abre despacio y susurra muy por lo bajo.

―Bueno ―Su mano tiembla y agarra la mía ―no debes de disculparte más ―aclara ―no tiene nada que ver contigo ―explica de manera resumida.

Retrocedo con su mano hasta la pista de baile y se estremece cuando de manera leve, rozo su cintura para agarrarla, ni siquiera la acerco hacia mí, pero parece tan frágil, que siento que podría romperse si la toco demasiado. La música suena despacio y seguimos el compás, Kaya evita mirarme. Se nota que hace un gran esfuerzo por mantenerse tranquila.

―Kaya, sonora muy loco pero... ―Hago una pausa y suspiro ―estoy muy interesado en ti ―confieso y entonces alza la vista.

―¿Qué? ―expresa aturdida ―De manera... ¿De manera romántica? ―cuestiona frunciendo el ceño.

―Esa palabra es muy fuerte, pero sí.

―No creo que sea posible ―Se suelta de repente y paramos de bailar aquella balada lenta ―. Será mejor que me vaya ―exclama su típica frase para ignorarme e huir de mí, aunque esta vez trato de detenerla.

―¡Espera! ―Intento agarrar su brazo pero solo consigo tomar su collar que se le rompe, aun así sale corriendo y me quedo con el crucifijo en la mano, entonces suspiro mirándolo ―Mi cenicienta religiosa, aun no son las doce y no sé tu secreto.

¿Por qué huyes de mí?

Kaya

Respiro agitada al dejar de correr, apoyo mi espalda en una pared y cierro los ojos. Es tan difícil sobrellevar este trauma, y aguantar mi comportamiento tan inútil. Solo tengo a mi Dios con...

―¿Dónde? ―Toco mi cadena, he perdido el crucifijo.

¿Será una señal?