ana solía pensar que no estaba viva realmente.
cuando cumples la rutina tal cual, todos los días, todo empieza a parecer ireal.
ser parte de una especie de simulación, manipulada por fuerzas superiores que nunca lograría comprender... la agobiaba.
así que prefería hacer como los demás e ignorarlo.
seguir día y día conformándose, sintiendo que cada vez estaba mas cerca de ser comida para gusanos, aunque no es que tengan mucho que comer siendo objetiva.
pero algo había cambiado ese día.
tal vez lograba ver un pequeño destello de luz asomándose entre tanta miseria. nada la hacia sentir mas patética que su propia autocompasion, pero era efectiva para recordarse lo aburrida y asquerosa que era su vida.
ese ligero tintineo tenia nombre y ruso apellido.
mia ekaterina inanov.
tan solo pensar en su lujoso nombre la estremecía y estar ahora mismo al frente de ella la hacia tener ganas de hacer pipí.
tenia cierta gracia ya que estaban en el baño. solo que "comiendo".
"comiendo" entre comillas porque ana ni si quiera pudo meterse un bocado en la boca de tanta emoción. y mía parecía no tener intención de comer esa especie de sándwich relleno de cosas irreconocibles.
ana solo miraba a la otra chica. tenerla tan cerca parecía ireal, que la hablara parecía ireal, que quisiera estar con ella era como un lindo sueño que cuando te despertas intentas todas las formas posibles de volver a dormirte solo para comprender que nunca vas a tener otro sueño igual.
todas esas cosas pasaban por su cabeza y mía parecía leer su mente.
esbelta, rubia y con sonrisa encantadora, mía lucia complacida por el deleite de ana.
cuando estamos en la etapa REM del sueño, solemos dormir entre 10 a 40 minutos. pero para ana la pequeña utopía que había sentido en el baño parecía haber durado 5 segundos.
la campana sonaba y mía se paraba impecable —me encanto conocerte ana, nos vemos— luego salio del mugroso lugar.
y ana volvía a sentir que alucinaba.