para sorpresa de ana ese silencio se sintió suficiente.
sentía que miles de palabras no hubieran bastado, para sentir lo que estaba sintiendo.
aunque ana no sabia que pasaba por la cabeza de mía, tan solo estar con ella parecía una fantasía adornada con brillos y canciones de amor.
que hermoso se sentía la incertidumbre.
no la conocía, pero quería hacerlo.
o tal vez prefería quedarse con la versión idealizada de su nueva ilusión. todavía no lo decidía, todavía no decidía nada en realidad. todo parecía nubloso, borroso.
mientras caminaba de regreso a casa sus pensamientos se balanceaban entre "¿de verdad me gusta?" y "esto no puede estar pasando".
la parte negativa de su cabeza le repetía que no se confiara, ¿por que alguien como mía tan solo se fijaría en alguien como ella?, y su parte mas romántica que casi permanecía escondida le retumbaba la mente con pequeños flashes de mía, de como sonreía y acomodaba sus rubios cabellos detrás de su oreja.
al llegar a casa su papa estaba sentado en el sofá viendo algún partido de fútbol comiendo maní salado.
—hola cariño ¿como te fue?— pregunto papa girándose levemente.
—hola pa, bien— respondió casi por obligación dedicándole una leve sonrisa.
la relación entre ella y su papa era cordial, más no eran tan unidos desde la muerte de mamá. su madre había sufrido de un ataque al corazón hace unos años, y todos estaban afectados, pero ninguno como papá.
su padre sonrió —quedo algo de arroz por si quieres cenar— le aviso volviendo su visión hacia la pantalla.
—esta bien, no tengo mucha hambre. ¿y rex?— pregunto subiendo lentamente las escaleras para ir a su habitación.
—mm se va a quedar a dormir con jake— respondió aunque no parecía muy seguro. ana subió completamente y se tiro en su cama, en dos días mía estaría en su propia habitación, de repente su cama se sentía mas cómoda.