Mi Salvación [MD#2]

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      --Bienvenida a mi mundo, bonita. Me llamo Caín. 

      Me alejo lo mas que puedo de él. Estoy en un cuarto de una casa a las afueras de la ciudad. Una cabaña creo por las paredes y pisos de madera.

      --Tu padre se va a poner furioso. Según Will,  eres idéntica a tu madre.

      Lo miro fijamente. Es un hombre bastante monocromático. Pocos colores se abren paso en su ser. Vestido con una camisa blanca de manga larga y pantalones negros con zapatos negros. Cabello negro, pestañas negras... su chaleco es negro sin contar al demonio en colores profundos de su espalda y algunos parches de colores oscuros.

      Sus brazos son gruesos, sé que debo ser inteligente y no hacerlo enojar. Un golpe y estoy acabada.

     Otro color me llama la atención,  es bastante llamativo para su piel bronceada. Un lazo, rojo. Me quedo sin aliento.

     Jadeo y él se da cuenta. Mira la dirección de mis ojos. Su meñique.

     --No digas nada. Era joven y estúpido. Pero no lo borraré. Fue uno de mis primeros tatuajes.

     Miro mi propio meñique izquierdo. Un tatuaje rojo brillante lo adorna. Se nota bastante, mi piel no es blanca pero es clara. Un lazo, igual al de él.  No lo puedo creer. Entre todo el mundo. Billones de personas para que lo tuvieran...

     --Tienes uno también ¿eh?

     Me sobresalto y llevo mi mano a mi pecho, sonríe pero se pone serio un segundo después, viene hacia mi.

      Retrocedo más hasta chocar con la pared. Agarra mi mano y mira mi antebrazo. Lo detalla, está mirando mi tatuaje. Es bonito. Me lo hice hace dos años.

     --Esto ya se puso raro. ¿Acaso me estás acosando, bonita?

     -- ¿Qué...?

     Me suelta y se recoge la manga. Justo en el mismo sitio pero en el brazo derecho, el brazo cuyo meñique tiene el lazo, ahí había otro tatuaje... Me tapo la boca con la mano para evitar gritar. El mismo tatuaje. No puede ser. Imposible.

     --¿Estás segura que no tienes un enamoramiento por mi?

      Pero yo no lo puedo creer. No lo escucho. Agarro su brazo y lo comparo con el mío.  La única diferencia es que el suyo tiene el signo de Piscis y el mío de Leo.  Su tatuaje casi se camufla entre el resto de tatuajes en el mismo brazo.

     --Me lo hice hace dos años... Yo sólo..  

     -- Eso te libra de culpas. Yo me lo hice hace cinco años pero apenas hace año y medio que volví así que no es posible que me lo vieras.

     --¿Algún otro tatuaje del que me quieras hablar? -- pregunta.

     --No quiero tentar al destino. La tercera es la vencida y eso.

     --Yo sí tengo curiosidad. Así que tienes más.  Muestra.

     No. No lo haré. No respondo y él se aleja.

     Mi teléfono suena sobre la mesa. No me lo quitaron. Sólo debo contestar con él escuchando. Por cuestiones de seguridad, dijo, no eres prisionera, viniste por voluntad propia. Pero te quedarás así no quieras.

     La imagen de papá se muestra en la pantalla, ya debieron decirle. Las lágrimas que me había costado tanto aguantar hacen presencia.

     --Contesta, o lo haré yo.

     Se sienta y me hace hacer lo mismo. Contesto y lo pongo en altavoz.

     --Papá...

     --¡¡Larissa!! ¡¡¿¿DÓNDE MIERDA ESTÁS??!!

     --No sé, pa. Si no era yo se iban a llevar a Alex...

     --¡¡Él se buscó esto!! ¡¡¿¿QUIÉN ESTÁ CONTIGO??!! 

     --Ese soy yo, Caín.  -- Papá tarda en contestar. Habla al otro lado con alguien. Apuesto que con mi tío Eric.

     --Caín, soy el tío de Larissa. Dinos qué quieres a cambio de que la dejes en paz.

     -- Te conozco,  Eric. Mi viejo trabajó con ustedes. Y por eso sé que entenderás.  El chico no me debía dinero. Me debe una vida, la chica quiso saldarla, no es mi culpa...

     --¡¡¡MI HIJA NO ES UN MALDITO OBJETO DE CAMBIO, HIJO DE PUTA!!! -- papá grita tanto que no logro entenderle. Hace que las lágrimas se desborden.

     --Papá -- al otro lado de la línea se hace el silencio. Caín me dice que va a cortar la llamada --, dile a mamá que la amo. Te amo, papá.

     Los gritos comienzan una vez más y Caín cuelga. El teléfono se pone a sonar casi de inmediato. Él cuelga y lo pone en modo avión.

     --No llores. Me molesta. Si lo vas a hacer sal de mi vista. Me irritan los mocos -- hace una mueca y un ademán con la mano. Me voy. Busco un cuarto vacío y me meto en el armario. Es una estupidez pero me hace sentir un poco de seguridad.

     Me dejo caer en una esquina y lloro. Papá se va a volver loco. Mamá ha de estar llorando. Alex... ni siquiera puedo pensar en él.

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