♡2♡

60 6 3
                                    

     -Hola, mi niña - me susurra al oído-. ¿Tu padre causó problemas?
     Gruño al mismo tiempo que papá lo hace también.  Ella ríe, el sonido como una campanita, siempre le causó gracia eso.
     Se separa de mi con una caricia en la mejilla y va donde Alex.
     - Te extrañé, pequeña - murmura papá frente a mi. Siento mis ojos humedecerse.
     - Yo te extrañé más, papi... - susurro de vuelta. Gruñe y me tira al círculo de sus brazos,  abrazandome fuerte. Me levanta, mis pies no tocan el piso por mucho.
     - Ya quisieras, yo lo hice más.
     Río, con él siempre es una competencia.
     -¿Viniste a arreglar lo que nosotros no hemos podido? - suspira.
     - Al parecer - murmuro -, Gray dice que está fuera de control.  Creí que me necesitaría...
     Papá me aprieta más, escucho sus latidos, fuertes, constantes.
     - Todos lo hacemos, peque.
     Suspiro y me alejo de él.
     - Ya era hora de volver a casa - murmuro, sus ojos parecen brillar -, por un tiempo... luego volveré a la Universidad.
     Frunce el ceño pero dice nada. Se aleja, coge a mamá en brazos y llama a todos sus cachorros dentro. Obviamente todos lo seguimos... como tirados por una cuerda.
     Papá es un dominante, sólo su reina lo hace suave, por eso cuando dice algo es fácil olvidar la independencia y sólo dejarse llevar.
      Alex hace lo que se le dijo, le da un beso a mamá, le dice que la ama y se va a su cuarto. No puedo evitar suspirar.
      Gray me mira antes de seguir a papá a la cocina. En esta familia los hombres son los que atienden en las noches. Se volvió costumbre desde la época en la que mamá quedó en embarazo de Alex. Después de que lo hicieran durante mas de 9 meses por ella... bueno, se volvió tradición.
     Mamá y yo nos sentamos a charlar durante horas hasta que ella decide que es hora de que los cachorros se duerman. Aún no sé como decirles que me voy con Gray... sentada de el sofá apoyada en Gray lo pienso hasta que mi mente se dispersa. 

~~~

     Lar queda floja en mi costado. Papá me mira. Se bien que él en realidad no es mi papá,  que somos primos. Pero ese hombre me crió,  lo amo cómo a un padre. Para mí él es mi papá. 
     - Se va a enojar cuando se despierte - le digo.
     Se arrodilla frente a Lar. Acaricia su mejilla.
     - No quiere quedarse aquí, ¿verdad? - murmura.
     - Piensa que perderá alguna clase de juego contra ti, creo. Que perderá la independencia si vuelve a acostumbrarse al hogar, no es lo que ella dijo, es lo que pienso que cree - la miro. Es igual a mamá de joven. Debe ser muy duro para papá dejarla irse.
      - Entiendo.  Ella es idéntica a Erin físicamente pero... piensa igual a mí.  Te daré dos billetes si duermes en tu habitación está noche y se quedan aquí - sonríe y se saca del bolsillo dos billetes grandes. Me mira por unos segundos hasta que comprendo que él no quiere ganarle... sólo quiere que todos sus cachorros estén en casa por esta vez.
     - Está bien, viejo. Pero te culparé cuando despierte.
     Asiente, levanta a Lar en brazos y se la lleva escaleras arriba, donde sé que tiene su habitación tal como la dejó. Me dirijo a la mía, igualmente conservada aunque hace años que me fui.

***

     Despierto con la certeza de que papá se estará regodeando. El olor del hogar es inconfundible, la suavidad de mis colchas... estoy en casa. Mierda.

     Me levanto, notando enseguida que llevaba una pijama y no la ropa de antes. Pensaron en todo.

      Me levanto y camino fuera del cuarto, bajando las escaleras, hasta la cocina. Donde la gigantesca y tatuada espalda de papá me saludaba mientras hacía tocino para desayunar.

     - Ganaste - le digo.

     - No todo es una competencia, hija. A veces sólo hay que ceder - dice.

     Miro su nuca por varios segundos. Entonces estallo en carcajadas.

     - ¿Qué pasa aquí? - Mamá llega agarrándose la bata.

     - Papá... - me río más  - Papá dice que no todo es una competencia.

     Me agarro el estómago.

     - Según él "hay que ceder".

      Mamá se queda en silencio por unos segundos y luego, cogiendo mucho aire, se ríe en la cara de papá.

     Después de mirarnos con cara de rencor por breves segundos, papá nos dio la espalda y continuó preparando el desayuno, pero no antes de ver como sus labios se agitaban en risa reprimida.

♡♡♡.

☆☆☆

Mi Salvación [MD#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora