Naruto Uzumaki es un hombre maduro que se ve extasiado por las actitudes de una pequeña mujer mucho menor a él.
Con una vida realizada llena de lujos y un divorcio lleno de problema, ve en Hinata la felicidad que busca, estando dispuesto a complace...
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Leí aquel fino papel que contenía el sobre, lo leí, lo leí y por dios juro que los leí muchas veces, analizaba como una tonta cada palabra escrita, dirigida a mi. El señor Naruto Uzumaki no olvidó mi nombre, aun más que eso, a descubierto la dirección de mi casa y se ha tomado la molestia de escribir. Siento que mi corazón da fuertes pulsaciones así que me relajó un rato en la silla de escritorio ¿que hago? La carta tiene dirección así que puedo responder, pero que diría
"Hola, qué bueno que no se olvidó de mi, aquí estoy dispuesta a ser su joven amante, su aventura de verano aunque Michigan siga congelando"
¡Qué locura todo esto!
La dirección que apunta no es de alguna residencia, más bien el lugar es un condominio de oficinas. Es difícil confiar, así que supongo pensaré que hacer luego, por hoy dormiré. Esconderé este condenado papel.
...
Pasaron varios días y he seguido pensando en la carta que aún sigo sin responder
Me levanto sintiéndome cansada, lo cual considero normal ya que apenas pude conciliar el sueño en la madrugada. El reloj apunta las siete de la mañana, los rayos de luz entran escasos por la ventana como si pidiesen permiso de interferir en mis distantes pensamientos que me atormentan en estos momentos. Tomo mi móvil que está sobre el velador al lado de mi cama y reviso mis redes sociales y las buenas nuevas que espero encontar de la noche a la mañana. Un mensaje de Toneri capta mi atención pero al mismo tiempo tengo miedo de saber que dice. Como era de esperarse, solo hay reclamos de nuestra muerta relación, pero al mismo tiempo me siento culpable por haber destruido nuestra amistad por querer dar chance a una relación que claro no tenia futuro.
Me levanto de la cama por fin dejando el móvil perdido entre las sábanas destendidas al igual que mi cabello conjunto con mis ojeras. Oía la casa respirar y no me importaba el craqueteo de las persianas. Rellené el vaso medio vacío de Hennessy, menuda basura de whisky, entonces pensé en esas casualidades circunstanciales por las que nos hace pasar la coincidencia topándome con la verdad más verdadera, olvidar y seguir...
Bebí un par de vasos mientras miraba el sobre encima del escritorio, el sabor amargo se disipa al recordar aquella noche intensa con aquel hombre mayor. Sin querer aceptar mi colosal curiosidad y deseo no me fijo que ya estoy sentada en mi escritorio con cara de recién levantada, un vaso de whisky en una mano y en la otra un bolígrafo de tinta azul y empiezo a escribir.
He leído sus cortas palabras señor Uzumaki. Creo que me pongo muy nerviosa cuando escribo y eso se nota en la letra
¡que estupidez!
Arrugo el papel formando una pelota que no se encesta en el tacho de basura del rincón. Me siento como una adolescente jugando a ser mujer, cuando ya soy una mujer.
Esta mañana ha sido una joya, he ignorado el mensaje de Toneri, e ignorado la carta del señor Uzumaki.
He de llamarme mi misma Hinata cobarde. Decía mi madre para los cobardes, para encontrarse a uno mismo primero tienes que estar perdido.
