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El reloj digital anunciaba con descaro las seis en punto de la mañana

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El reloj digital anunciaba con descaro las seis en punto de la mañana. Particularmente el día tiene cierto encanto, por fin se acabará el invierno, no es que me disguste, solo que sin querer siento algo de añoranza a los días soleadados. Mi mente vaga en pensamientos sin importancia, como la cotidianidad de pensar en el tiempo de hoy y del toque dulce que percibo del aire. Unas pequeñas manos femeninas tocan mi pecho, Hinata aún sueña dormilona y yo trato de no moverme para no despertarla. No dejo de admirar sus labios carnosos, lo que me lleva a pensar en todo lo que hicimos en la noche. Sus ojos se abrieron descubriéndome contemplarla y por un momento conecté con ellos. Es esa perfecta empatía que aparece en los seres humanos a intervalos misericordiosamente infrecuentes.

-buenos días- su voz sonó algo ronca al ser las primeras palabras al despertar

-aún es temprano, duerme un poco más

-ya no tengo sueño- se incorpora en mi regazo, y su aliento cosquillea cerca de mi cuello -¿tienes que ir a trabajar?-

-no necesariamente, pero como ya te dije, no hay prisa, a no ser que tengas clases muy temprano

-si las tengo, pero por hoy pueden esperar.

Hinata había llegado a mí abatida por problemas en casa con su padre. Según lo que sé, su relación se basa en un esquema sin niveles, en una madre ausente que deprimida y sumergida en su mente que la carcomía poco a poco se volvió egoísta con sus sentimientos, lamentándose únicamente de lo que carecía, más no de lo que ya tenía,  haciendo sufrir a quienes la amaban, quitándose la vida y aun después de haber muerto siguir mortificando.

Es fácil tachar de malo al padre de Hinata cuando no se está en sus zapatos, sé que su hija es una niña que recién va madurando y para algunas cosas de la vida carece de experiencia, Hinata es algo caprichosa y contestona a su manera. Hermosa; lo sé.

-invítame a desayunar, después iré a clases y seguiré siendo una niña buena

-por supuesto que desayunaremos juntos, aunque la pelea con tu papá me huele a que alguien quiso pasar la noche aquí conmigo y uso eso como excusa.

Sus mofletes volvieron a ese tono carmín intenso y soltó una carcajada

-deberías sentirte halagado señor Naruto- me besó en los labios por su iniciativa, era la segunda vez que lo hacía, es muy coqueta aunque parezca tímida al principio

-ya no me digas 'señor'- la regaño tumbandola sobre el colchón mientras me acuesto sobre ella rozando sus pechos- eso me hace sentir viejo

Volvió a reír mientras me recibía para volver a hacer el amor.

(...)

Mi trabajo era extenuante y monótono, era bueno en lo que hacía y eso se notaba en mis estilo de vida poco modesto. Estaba acostumbrado a vivir sólo para mantener mi empresa y todo lo que conlleva. Después de mi separación con Haruna me convertí en un esclavo de mi trabajo, detestaba estar solo dentro la casa que una vez compartimos. Superar aquella ruptura no fue algo que sucedió rápido y fácil, más aún cuando piensas que estás en un matrimonio estable. Yo era feliz y pensé que ella también lo era. Sin quererlo aquel sentimiento me lleva a pensar en Hinata Hyuga, ella es algo completamente nuevo y complicado, me hace sentir hervir la sangre con solo pensarla; es esa adrenalina que me hace querer seguir con vida. Ella es como un libro que aún no termino de leer.

Gorgeous / NaruHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora