EL SINSAJO

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EL SINSAJO:

Katniss tenía que ver lo que quedaba del Distrito doce, tenía que comprobar que lo que decían era cierto, que ahora todo era escombro.

-No tienes que hacerlo, Katniss- le advirtió Gale inquieto.

-Está bien, tengo que verlo por mí misma- el joven la abrazó y ella correspondió su cálida demostración.

-Estás volviendo a ser la de antes- le susurró con tranquilidad pero la joven terminó por separarse y subir a la avioneta.

Fue más duro de lo que había pensado, más terrible que la peor pesadilla que pudiera tener, lo poco que quedaba era desolador e insoportable. La mente de Katniss no podía asimilar el paisaje delante de ella, no podía creer que su flecha hubiera causado tanto, que el precio a pagar hubiera sido demasiado alto para su Distrito. En su interior comenzaba a acumular una furia hacia el Capitolio que la sorprendió.

-Claro que eres tú- le dijo a Buttercup, el gato de Prim. No era especialmente afecta a los gatos, pero sabía que su pequeña hermana estaría más que agradecida de verlo de nuevo, así que lo guardó en su bolsa junto al resto de sus pertenecías. Cuando terminaba de revisar su antigua casa notó una rosa blanca en perfectas condiciones, había sido de la última visita de Snow; la tomó para después soltarla como si estuviera infectada, así se sentía. Volvió a pensar en Peeta, esa rosa era el símbolo del Capitolio, algo que debería ser hermoso se había tornado asqueroso, jamás le gustarían esas flores.

Volvió al Distrito trece aún confundida, era claro que le enfurecía lo que el Capitolio había hecho, pero al convertirse en la imagen de la Rebelión también se convertiría en la enemiga principal del Capitolio y ya lo era, pero eso sería distinto, sería una guerra de frente.

-Deberías intentar comer un poco- le susurró Gale notando lo distraída que se encontraba. Apenas iba a responder cuando comenzó a transmitirse un mensaje del Capitolio, Katniss esperaba ver a Snow pero era Caesar, él, presentando a Peeta.

-Así que estás vivo- susurró para sí misma, sintió que su corazón latía de nuevo, que él estuviera vivo era lo más importante. Escuchó atenta lo que tenía que decir, la forma tan dulce en la que trataba de protegerla, de justificar sus actos, explicaba la verdad, que ninguno tenía idea del plan de rebelión, después de eso pidió un alto al fuego, criticó los actos de rebeldes y a la resistencia, la sala entera comenzó a abuchearlo y ella no pudo seguir ahí. Estaba confundida y molesta, confundida con la actitud de Peeta y molesta con aquellos que lo juzgaban como un traidor, ellos habían podido elegir, Peeta había sido arrastrado al Capitolio, de haber tenido oportunidad él la hubiera elegido a ella, siempre lo hacía.

-Quizá hizo un trato para protegerte- sugirió Gale incrédulo. Esa idea le dio una esperanza que se transformó en miedo, ¿Qué tanto estaba soportando Peeta para protegerla?

-Tiene que dejar de pensar en mí- dedujo preocupada de que el amor tan incondicional que demostraba por ella lo pusiera más en peligro de lo que ya estaba.

Despertó de nuevo por una pesadilla, gritó asustada y de pronto la puerta se abrió y apareció Peeta.

-Es sólo una pesadilla- aclaró la joven para tranquilizarlo.

-A veces yo también las tengo- dijo él dispuesto a marcharse.

-¿Peeta, te quedarían conmigo?- la misma conversación de siempre, de alguna forma era reconfortante porque sabía que él terminaría por acceder.

-Claro- se acercó hasta su cama y se recostó a su lado, la envolvió entre sus brazos –Siempre te protegeré, Katniss- aseguró el joven viéndola directo a los ojos –Haré lo que sea para protegerte-

UNA BODA EN EL CAPITOLIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora