v - ¡Julieta, no te lo lleves!

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-¡No puedo cre-er que tengo que volver a usar este horrendo uniforme de nuevo! - se quejó Minerva, asqueada

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-¡No puedo cre-er que tengo que volver a usar este horrendo uniforme de nuevo! - se quejó Minerva, asqueada.

Angie dió vuelta sus ojos junto a Pili quien la seguía cómplice.

-Bueno Mine, pero mirale el lado bueno... tiene esta tela malísima para dejar pasar la transpiración pero excelente para quemar calorías de más... eso sí, vas a transpirar como un cerdo - le explicó Angie con tono tranquilo.

Minerva le dió una mirada y gimió de molestia mientras se sacaba el uniforme original del colegio para reemplazarlo por la chomba y short-pollera que le complementaban.

-¿Existe algún dia de la semana donde NO seas desagradable? - comentó Delfina.

-Sí, de hecho, hoy va a ser ese día. Tengo pase para no hacer gimnasia.

-¿¡QUE!? ¿¡POR QUÉ!? - exclamó Minerva furiosa.

-¿Quien sos? ¿La policía? No tengo por qué estar dándote explicaciones - atacó Angie.

Pili la agarró de la mano.

- No me dejes con el combo loco de limones, por favor.

-Me encantaría, Pili. Pero no puedo. Además, tengo que seguir buscando gente para el taller. -le dijo mientras dejaba todas sus cosas en el locker del gimnasio

-¿Pero cómo? Nadie te dió bolilla en esta semana... y eso que fuiste insistente.

-No sé, ya se me va a ocurrir algo... ¡suerte en tu primer clase!

Había pasado una semana exacta del taller de música, y entre Ale y Tomás no hacían una. Angie intentó convencer a su propia clase reiteradas veces, pero le fue imposible. Todos estaban de acuerdo con que el profesor Augusto estaba tendiendo una especie de trampa para atraer gente con ese cuento de que "el taller va a ser un lugar de conexión con la música y bla" era lo que todos decían. Tomás se había dado los aires de ganador con las chicas de cuarto, pero ninguna le dio ni la más mínima atención... sí, a él sí le daban atención, pero abría su boca para decir "taller" y nadie se quería involucrar. Ale intentaba ayudar a Angie siendo un apoyo, pero era un caso perdido.


Mientras, en el gimnasio del Excellence Vista, Minerva se observaba con la cámara frontal de su celular a falta de un espejo.

-¡Reinoso! Deje el celular y venga a dar el ejemplo.- gritó la profesora.

La profesora Guzmán era la típica mujer por la que todos los chicos del colegio baboseaban, pero era muy estricta... especialmente con las chicas... y especialmente con Minerva quien era un dolor de cabeza.

Minerva se acercó hasta la profesora para "confesarle" que tenía el período.

-Lo lamento, señorita Reinoso, pero esa no es excusa para dejar de hacer ejercicio. Ahora, deme un ejemplo de dribbling hasta el arco, pero deje un espacio para hacer suspendido.

TEENS 2.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora