Pilar se levantó el lunes por la mañana como todos los días... Pero desde la última pelea con su padre, evitaba salir de su cuarto.
Tenía la suerte de tener todo lo que necesitaba allí dentro. Un baño y una ventana; aunque a veces olvidaba que tambien tenía un estómago que alimentar.
La rutina habia cambiado. Sonaba su alarma y cinco minutos más tarde su padre aparecía del otro lado de la puerta pidiéndole por favor hablar. Ella hacía caso omiso y se metía directamente a la ducha para que no la molestase más. Luego de bañarse, se ponía la ropa del colegio y se escapaba por la ventana.
A veces tenía la fantasía de que su padre la estuviera esperando en algun rincón sorpresa para obligarla a que lo abrace y decirle cuanto la amaba: pero eso nunca pasaba.
Ese lunes por la mañana habia sido bastante partícular, porque contrario a otro día, Pilar se sentía enferma... Aunque decidió ir al colegio igual, no queria demostrarse débil frente a su padre en la situación que ambos estaban enfrentando.
Angie la estaba esperando frente a la puerta de la casa, pero Pili le
hizo una seña cuando la vió pará que se acercara.—No entendiste nada de lo que te dije el sábado, eh — le recordo Pilar.
—No sabía que la regla de no hablarte con tu papá contenía escaparse por la ventana... me gusta — sonrió Angie.
Camino al colegio, Ángeles no le pudo sacar una palabra a Pili de la boca. Quería darle su espacio, pero no se contenía.
—Ya sé que estas peleada con tu papá, y ya se que no me querés contar... pero ¿es algo que tenga que preocuparme?
Pili le sonrió con los labios cerrados y negó con la cabeza.
—No, no. — se detuvo e hincó sus manos contra su estómago.
Angie la tomó por la espalda y la acarició.
—¿Que pasa? ¿Querés vomitar?
Pilar volvió a negar con la cabeza y soltó un quejido de dolor.
—Me duele la panza... debe ser acidez.
—¿Segura?
—Sí, tranqui. En el colegio me compro algo y se me pasa... vamos que llegamos tarde.
||
Empezadas las horas de clase, el profesor Augusto se presento en el despacho del director Morini; este último lo había citado porque la fecha límite había llegado a su muerte y tenía que tener respuestas. Suerte para el profesor que ahora no solo tenía cuatro, si no que seis alumnos.
El director Morini estaba sentado sobre la silla giratoria de su escritorio, terminando de hablar por teléfono, probablemente con alguna figura importante. El profesor Augusto se sentó frente a él y esperó pacientemente a que el hombre cortara la línea.
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TEENS 2.0
Teen FictionÁngeles, Tomás, Minerva y Alejandro se conocen por primera vez en la secundaria y forman el grupo VocalTeens con el proposito de ser reconocidos en la industria musical, ¿podrán muy a pesar de los obstáculos y dificultades de la edad lograr de cumpl...