xi - ¿somos exclusivos?

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Sábado por la mañana y Tomás había cumplido con su palabra

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Sábado por la mañana y Tomás había cumplido con su palabra.

Ambos se encontraban en el comedero ayudando a Mechi. Angie no le había hablado en todo el camino, tan sólo un par de textos para encontrarse y respuestas cortantes a Tomás quien entonces le dejó de hacer preguntas. 

—¿No estarás grabando?

Fueron las únicas palabras que Tomás le pudo sacar, mientras servían la comida. 

—Qué resentida — le contestó con la misma cara de póquer.

Angie lo miró con mala cara, pero no respondió. Tomás decidió insistir.

—¿Vamos a estar así todo el día?

—¿Viniste para ser mi amigo o para ayudar a los chicos?

Angie sabía que estaba siendo dura con Tomás, pero no es que le importase mucho. Tomás por otro lado se dió cuenta que le daba mucha relevancia a Ángeles.

—¿Amigo tuyo? Pff, en tus sueños — dijo molesto.

El resto del día, se la pasaron observando a los chicos, jugando con ellos con la ayuda de otros colaboradores.
Angie descubrió que el único momento en el que apreciaba a Tomás era cuando lo veía con los nenes; parecía transformarse y dejar la capa de arrogancia que lo envolvía las veinticuatro horas del día... ¿Por que no podía ser siempre así?  se preguntaba.
Tomás la cazó mirándolo y sonrió. Ángeles pronto corrió sus ojos y pretendió estar ocupada con otra cosa. A Tomás le molestaba que Angie fuera tan arisca con él, era un daño al compañerismo del taller, quería divertirse, no tener mas problemas en un lugar donde se podía estar bien. Él creía que Angie arruinaba todo. No entendía muy bien por qué le generaba tanta aversión aquella chica... quizás, porque era la primer persona que se le plantaba además de su padre... Y para dañar su macho interior, encima era mujer; entonces dejó de concentrarse en los chicos y las palabras de Franco fluyeron en su mente: 

"Tomás, tenes que coquetearle y listo. Así se gana cualquier cosa de las minitas". 

||

Desde el jueves que Minerva le propuso a Franco salir el sábado, no le paraban de llegar mensajes. Franco estaba emocionado con la cita que tendría con ella, y ella... Bueno, ella estaba probando un terreno desconocido.

Podía ser la más deseada por los chicos, la más envidiada por las chicas, pero nunca había salido con alguien.

Y ahi estaban, Franco queriendo tomar su mano y ella pretendiendo que no se sentía nerviosa. No sabía identificar tampoco si eran de los buenos nervios o de los malos, pero estaba segura que quería deshacerse de esa sensación.

—Estás transpirando. — dijo él cuando ella soltó su mano. Sonrió — ¿estas nerviosa por mi? 

Minerva casi lo mandó al cuerno, pero le bajaron los humos cuando se dio cuenta que estaba en una cita con él. Sería muy rudo y sobre todo estúpido no aceptar coqueteos, entonces rió y frotó su mano sobre su pantalón. Tenía que actuar interesada ahora que quería sacarse a Ale de la cabeza. Y ahí estaba de nuevo Ale, esa palabra estancada... a veces deseaba dañarse el hipocampo cerebral para olvidar que alguna vez ese chico existió. 

TEENS 2.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora