Dos chicos se encuentran en un chat anónimo buscando sólo divertirse un rato, sin saber lo que comenzaran a provocar en el otro con simples palabras. Rompiendo por completo las barreras del mundo virtual para experimentar el más que tangible placer...
El sudor ya se ha instalado en su cuello después de un rato, sintiendo los músculos de su brazo tensarse. Suspira y jadea un poco cuando un calor abrasador le invade, teniendo que aumentar considerablemente el ritmo. Un sonido húmedo forma ecos en el baño y debe morder sus labios si no quiere chillar demasiado fuerte. El orgasmo llega justo cuando escucha la puerta ser abierta, teniendo que tapar su boca y hacerse pequeño en el cubículo en el que se encuentra. Respira pesadamente y pone atención al exterior, a pesar de que estaba bastante ido por la inmensa ola de placer que aún le recorre el cuerpo. Escucha unos pasos por el lugar, hasta que el agua de los grifos es abierta dejándola correr por bastante tiempo. El cual es suficiente para que se recupere y limpie sus manos con papel antes de salir.
Sus ojos viajan al hombre de traje frente al espejo, que solo mira sus manos bajo el agua. No ha hecho demasiado ruido al salir y puede observar perfectamente su silueta. Min Yoongi definitivamente no era su persona favorita en el mundo, pero sí que era guapo. Sus facciones delicadas, su piel lechosa y su cabello negro, formaban una armonía que ha casi todas las chicas de su clase las tenia vuelta locas. Pero Jimin no era una chica y no era su tipo.
— ¿Escapándose de clases? – Se burla el castaño asustando al joven profesor que voltea a verle.
Los ojos de Yoongi se abren excesivamente, mostrando una mueca que jamás se había visto en su rostro. Observa de pies a cabeza al niño frente a sus ojos, teniendo que tragar saliva pesadamente y tomar aire para calmarse. Mierda, el muy maldito estaba todo ardiente frente a él con su cabello peinado a un lado dejando ver su frente y la camisa blanca del uniforme abierta en los primeros botones, dejando ver su pulcro pecho que parece un perfecto lugar para dejar mordidas y marcas...
No, Yoongi. Mierda.
Si tan sólo no tuviera esa maldita erección en los pantalones, no tendría porque estar pensado cosas indebidas con su alumno.
— ¿Le comieron la lengua los ratones, profesor? – Vuelve a preguntar divertido Jimin, solo viendo el perfil del pelinegro. Sabe que este es bastante callado fuera de clases, pero tampoco esperaba que le ignorara de esa forma. Menos luego de regañarlo en el salón y echarlo al pasillo por estar con el teléfono en mano. Al menos le había servido para terminar con su gran problema, así que en parte estaba agradecido con él.
— Mantente a raya, Park. – Es lo único que dice Yoongi, sacudiendo sus manos cuando ya siente que su erección ha bajado y puede volver a clases.
Dios, solo quiere llegar a casa y volver a hablar con el lindo chico de los abultados labios, para poder terminar con lo que han empezado hace una media hora atrás. Aunque el prontamente se ha desconectado dejándole con las ganas.
— No estoy haciendo nada malo. – Sonríe inocentemente Jimin, acercándose lentamente hasta la espalda del pelinegro solo para acercarse al oído de este bajo su profunda mirada desde el espejo. – Y aunque lo hiciera...nadie nos vería aquí, profesor.
Y con ese simple susurro Yoongi se da la vuelta, perdiendo su auto control. Azota a Jimin contra la pared contraria, pegándose a su cuerpo e importándole bien poco que alguien entre a los baños.
— Mira, Park. – Murmura mirándolo fijamente a los ojos, notando un brillo en ellos que pasa por alto. – No estoy para tus juegos, me han hablado de ti. Sé que eres un buen alumno, pero tienes cierta manía con manipular a los profesor. – Sonríe en cuanto la expresión del castaño cambia a una de incomodidad. – Conmigo no vas a jugar, Jimin.
El menor desvía la mirada, recordando su pequeño amorío con su ex profesor de biología y por el cual se había alejado tanto tiempo de andar conociendo gente, al haber llegado a enamorarse de su maestro. Lamenta que lo hayan echado luego de que el director se enterara que se había estado metiendo con un alumno. Pero ya no era problema de él. Nunca lo descubrieron y menos iba a hablar ahora, mucho menos confesaría algo de ese tipo a su enemigo.
El cuerpo de Yoongi está demasiado cerca del suyo y tiene que mirar otro lado si no quiere verse derretido por su profesor de mirada oscura. Las manos de este están en su cintura y aunque lucha por pensar que lo que golpea su muslo es algo en el bolsillo del mayor, sabe que no lo es. Y odia tener el cuerpo tan sensible luego de su reciente orgasmo, sintiendo cómo su propia hombría comienza a volver a despertar cuando Yoongi se remueve sobre él. El pelinegro se ha perdido por completo en las facciones hermosas del odioso niño, queriendo delinear su perfecta nariz y aquellos abultados...labios.
Un agudo gemido se escapa de los labios de Jimin, cuando sin querer Yoongi se presiona aún contra él, mandando una descarga eléctrica por ambos cuerpos. El mayor se aleja de golpe y pasa una mano por sus cabellos sin llegar a entender que ha ocurrido y sale de los baños. El castaño se queda en el mismo lugar jadeando con fuerza, llevándose una mano a su acelerado corazón.
Ambos tienen las mentes echas un lío e intentan olvidar rápidamente la cercanía en la que habían estado. Fingiendo que no habían provocado nada en él otro, ni ellos mismos.
Olvidando las descargas eléctricas que han despertado en sus cuerpos y que pronto irían en aumento.
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Nuestro sexy profesor
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Nuestro provocador alumno
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