Mientras Tae y Jin se gritan en el camino a casa, Jimin se hunde en su asiento.
Sus dientes ya no pueden detener el constante mordisqueo que ha enrojecido sus labios. Los presiona con fuerza sobre ellos, ignorando que está haciéndose daño. Su mente está trabajando bastante, ocupada en otras cosas que le frustran en demasía.
Él era diferente, lo sabía. Sabía que solía ser bobo, y que su voz sonaba infantil. Sabía que con un extraño no podía decir más de dos palabras sin sentir que estaba muriendo de vergüenza.
Y él sabía exactamente porque se sentía así; era porque estaba hecho de errores.
Jimin sabe que desde que nació su mente ha estado infectada de errores, y es por eso que sus padres biológicos lo abandonaron. Cuando era un bebé, es muy posible que los adultos siendo tan inteligentes hayan podido ver todos los errores con los que Jimin había nacido y decidieran, entonces, que no querían un hijo que no era más que un desacierto de la naturaleza.
Y Jimin sabe que cuando recibes algo en mal estado, lo más lógico es devolverlo por otro nuevo y sin fallos. Así que ellos solo lo dejaron ahí, en el orfanato, para conseguir un niño bonito que si tuviera una mente sana.
Él ansiaba tanto ser como esos niños.
Quería poder conocer personas nuevas todos los días y llenarlas de amor. Quería mirar sus rostros sonrientes, después de que él las llenara de abrazos.
Claro, sus padres, Tae y Kookie siempre reaccionaban de esa forma, pero no era suficiente. Él necesitaba más. Necesitaba mimar y consentir a muchas personas, haciendolas sentir amadas.
Jimin ama repartir amor y ama sentirse amado, pero una cosa es lo que quiere y la otra es lo que lo limita. Porque si, él está completamente limitado por su mente siendo un constante estorbo en su diario vivir.
Se mantuvo en silencio, y caminó sin decir una palabra cuando el auto se estacionó frente a su casa. Todos estaban tan ocupados discutiendo, que ni siquiera su padre, Namjoon, fue capaz de vislumbrar el aire deprimido que rodeaba a Jimin, haciendo que este ultimo solo soltara un suave suspiro para poder dirigirse a su habitación. Escuchaba desde afuera los gritos mientras ponía algo de música para hacer que pasaran desapercibidos.
Él tenía un gran oso de peluche que abrazaba durante la noche, así que solo se abrazó a él en su cama, acariciando la felpa delicadamente con sus dedos. Su voz temblando, dijo hacia el aire, "Supongo que esto me enseñó a mantener mi boca cerrada"
No podía evitarlo, la forma tan fría en la que el peli-celeste lo había tratado terminó por golpear fuerte sobre su bolsa de inseguridades. No quería volver a sentirse así, lo avergonzaba al punto de querer encerrarse por siempre en su cuarto y olvidar completamente su sueño de ser como Tae.
Su sueño de ser un niño lindo y listo, el orgullo de sus padres, no una carga, ni "alguien especial".
Mientras dormitaba ante aquellos pensamientos, sorbiendo su nariz y limpiando sus lágrimas con su suéter, el ruido de la puerta de su cuarto golpeando fuertemente al ser abierta y posteriormente cerrada, lo estremeció tanto, que su cuerpo salió del trance en el que se había sumergido. Sus extremidades entumecidas por el sueño, de pronto se sintieron ansiosas.
Sabía de qué se trataba.
Observó desde atrás de la suave textura de su peluche a Tae moverse sobre el cuarto de un lugar a otro con frustración y pasos de monstruo. Lanzaba gritos hacía el otro lado de la puerta con la rabia destilando de cada uno de sus poros. "¡No intenten abrir! Cerré con el maldito seguro, así que pueden llevarse sus estupidos gritos a otro lado"
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timid * ✩ ym ‧₊˚
FanficJimin es suave, confortable y tranquilo, el lugar perfecto donde Yoongi puede resposar su cabeza y desfruncir el ceño.