¡Hey! Regresame mi cuerpo

Capítulo 4.

—Yugyeom—llamó Bambam. —¿Estás bien?—cuestionó mirándolo.

—Solo, solo es que fue sorpresivo todo esto—murmuró el rubio.

—Y si que lo fue, mira al pobre Ten—señalo el tailandés con la cabeza.

El pelinegro se encontraba mirando al menor de got7 de manera extraña, para después así comenzar a hacer pucheros. Los murmullos entre los alumnos comenzó. Varios pasos lejos de aquella turbina de estudiantes.

Un joven pelinegro, ojos avellanados y con la mirada puesta sobre el castaño que veía de lejos. Sonrió, entrando entre en vitoreo de alumnos, siendo seguido por varios chicos.

—Me imaginaba que todo este escandalo se debía a tu hermano y sus amigos, Mark—rió un castaño estando ya más cerca.

—Hmp—emitió el nombrado.

Observó con suma atención a Yugyeom, el cual se encontraba cruzado de brazos con el ceño fruncido, mientras paseaba su mirada por los amigos de su hermano. Pudo ver a Jungkook, aquel joven que sacaba en un segundo de sus cabales a su hermano. Tras un minuto, alzó una ceja en alto, negando mientras bufaba, viendo asi como uno de sus amigos se acercaba por detrás al Jeon.

—Hay seres que atentan contra la cordura masculina y...—el pelinegro se acerco a el tomándolo de la cintura, dejando un suave beso sobre su cuello. —Te vuelven loco—susurró.

—Ahí vamos de nuevo—rió Taemin.

—Deja...—Yugyeom fue interrumpido.

—Hmp—emitió el maknae de bangtan, frunciendo el ceño. Tanto el tailandés como Mark alzaron una ceja en alto, completamente confundidos.—Imposible atentar contra algo que no existe—gruñó el Jeon, golpeando con el codo el estomagó del pelinegro.

—Veo que Yugyeom te pegó su maldito monosílabo—rió el Song. —Hoy pareces algo diferente Jungkook—suspiró acercándose a el.

—Y tu más común de lo normal—sonrió ladino. Todos lo miraban con sorpresa.

Jungkook solía tener un carácter fuerte, pero con la persona que lograba sacarlo era con Yugyeom. La mayoría de los presentes, por no decir todos se encontraban completamente perplejos.

—Me gusta este cambio—anunció nuevamente el pelinegro.

—Pero a mi tu actitud y presencia no, así que aléjate, Song Minho—gruñó el castaño.

—Oh—lo miró a los ojos. —Dime Jungkookie, ¿que paso con el Minie hyung?—cuestionó burlón.

—Se fue a la mierda como se irá tu rostro de niño bonito si no dejas de molestarme—soltó el maknae de oro con seriedad.

Ante la sorpresa, las carcajadas de varios chicos estallaron. Mark Tuan miraba con curiosidad a aquel joven peli café, lo conocía, bastante bien para ser precisos. Jeon Jungkook era el mejor amigo de su hermano, aunque con un concepto bastante extraño en su amistad. Ya que la mayoría del tiempo se la pasaban peleando. Hasta el día de su accidente...

—No sé que está pasando contigo, Kook—habló el chico. —De tímido y callado, ahora te las das de revolucionario—sonrió ladino.

—Ahora me llamas la atención, Kookie—sonrió ladino Taemin.

—El es mía—soltó con seriedad el pelinegro.—Sigamos...—dijo mirando al chico. —Me gusta tu nueva actitud, a diferencia que ahora cuando me acerco y te toco, eres bastante agresivo—soltó.—Antes aunque te molestaba, te dejabas por miedo—sonrió ladino.

Los ojos caramelo del menor viajaron con sorpresa y en un respingo el brilló se convirtió en furia. El rubio tragó levemente, bajando la mirada. La pelicastaño regreso la mirada al pelinegro, sonriendo ladina. Con una pizca de malicia.

—Jungkookie, tiene quien lo defienda, imbécil—gruñó Bambam. —¿Cierto, Yeomie?—miró a su amigo.

—Yo...—miró con nerviosismo.

—No necesito que nadie me defienda, Bam—se escuchó la seriedad en voz del Jeon.

—Pero...—el tailandé fue interrumpido.

—Antes de mi accidente escuche algo realmente gracioso, sabes...—miró a Minho.—Decian en el instituto que tú serás quien me quite la virginidad—soltó seriamente el maknae.

—Kookie...—se quejó el Kim. Más el castaño lo ignoró.

—Cállate Jungkook—gruñó el pelinegro.

—Me calló cuando entiendas, que no quiero nada contigo, imbécil—gruñó el menor. —Y que si hay unos que se mueren por estar junto a ti, ese no soy yo—escupió.

Y sin más se acercó al Kim tomándolo de la muñeca, jalándolo lejos de ahí ante la mirada sorprendida de todos. Jeon Jungkook había dejado de ser el tímido y tranquilo castaño.

Caminaba apresurado entre los pasillos de la escuela, sosteniendo la muñeca al rubio. Sorprendiendo a todos los alumnos que se encontraban en el pasillo. Tras unos minutos, encontrando un salón completamente vacío, abrió la puerta, entrando junto con el Kim.

Tomando tras cerrar la puerta, la silla del escritorio a su lado, lanzándola lejos de ellos. Yugyeom lo miró con sorpresa, para luego así observar como sus propios ojos caramelo se posaban sobre si.

Sintiendo como sus manos se colaban hasta sus hombros, empujándolo hasta hacerlo chocar contra la pared de aquel salón, lo miró confundido. Con el ceño completamente fruncido él lo miraba.

—¿Yeom...?—fue interrumpido.

—¿Lo que dijo aquel imbécil es cierto?—gruñó el menor.

—¿Qué...?—murmuró el rubio.

—No volveré a repetirlo, así que contesta Kook—soltó el castaño.

—Yo...—murmuró. —Pensé que si lo ignoraba me dejaría en paz, pero se me acerco cada vez más, le tengo miedo, Yug—soltó él.

—¡Maldita sea!—gruñó Jungkook.

Observó como aquel chico metido en su cuerpo, se dejaba vencer por la fuerza, cayendo al suelo sentado, recargado sobre la pared. Suspiró, era él, ahora aunque sonara completamente estúpido e ilógico, Jeon Jungkook, el loco castaño con el que siempre peleaba, ahora él estaba en su cuerpo. Suspiró hincándose a la altura, golpeando su propia frente con los dedos del contrario.

—Ahora yo soy el encargado de este cuerpo—habló el castaño. —Y mientras sea mi responsabilidad, no dejaré que nadie más se pase de listo contigo—inquirió desviando la mirada.

Los ojos de Yugyeom se ampliaron con sorpresa, más la sorpresa aumentó al sentir como su cuerpo reaccionó de manera fluida, se encontraba abrazado al cuerpo de Jungkook, quien ahora ocupaba su cuerpo.

—Gracias, Yeomie—murmuró el joven.