Capítulo 8.

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Abrió sus ojos con fuerza, la respiración completamente desbocada, el sudor perlaba con gotas en su piel. Brillando ante la tenue luz que entraba por el rabillo de las cortinas.

—Pero que...—murmuró.

El cielo aquella mañana brillaba con esplendor. La casa de los bangtan tenía ese suave aroma a café recién hecho, ambos adultos, miraban curiosamente el techo de la primera planta, esperando un minuto para ser exacto.

—Jin, entonces hoy...—hablo Namjoon.

El denso ruido de algo pesado golpear contra el suelo, luego así escuchar el grito ahogado del maknae. Jin rió negando, mientras el otro alzaba una ceja en alto, sorbiendo tranquilamente de su café.

—Pensé que ya habíamos superado esta faceta—suspiró el Kim.

—Quizás no se paró bien de la cama—inquirió el mayor. Ambos suspiraron negando.

Siguieron con su desayuno, esperando por el menor, tras unos minutos lo vieron bajar. Sentándose junto a Namjoon, frente a su Jin. Con las mejillas suavemente sonrojadas y los ojos bañados en lagrimas. Namjoon alzó una ceja en alto y antes de siquiera preguntar algo, Jungkook ya lo tenía abrazando. Sollozando como si su vida se acabara.

—¿Todo esta bien, Kookie?—cuestionó el menor de los Kim. —¿Te has hecho daño?—se escuchó a Namjoon.

—No—negó el chico escondiendo su rostro en el hombro de su hyung.

—¿Entonces que pasa?—cuestionó preocupado Jin.

—Los extrañé, solo eso...—sollozó el castaño.

—Pero si te haz ido a dormir después de cenar ayer, no ha pasado tanto tiempo—sonrió divertido Namjoon.

—Todo está bien ahora, Kookie—sonrió el Kim mayor. —Anda siéntate, que llegaras tarde a la escuela—inquirió.

Se apresuró a desayunar, tranquilamente tras unos minutos se coloco de pie, despidiéndose de beso de sus hyungs, corrió hacia la salida. Suspiró ya fuera, llevando su mano a su cabello.

—Gyeomie...—murmuró con una sonrisa antes de caminar hacia la escuela.

Tras unos minutos, alzó la mirada, inspeccionando la entrada del instituto. Sonrió abiertamente. Parado ahí, con su aspecto de tranquilidad, ya hacia él. Kim Yugyeom.

Quien al verlo, sonrió, alzando una mano. El castaño corrió hacia él. Colgándose del cuello del chico, quien lo recibió con los brazos sobre su cintura. Dando un pequeño y casto beso en los labios.

—¿Esto es real?—cuestionó el mayor.

—Tal parece que todo volvió a su orden—sonrió el Kim.

—Parece un sueño—murmuró el Jeon.

—Por cierto—hablo el rubio. —Hablando de sueño, el tema de clase...—inquirió.

—Mierda—murmuró el castaño.

Más tarde ya hacia la profesora mirando al castaño, mientras este le sonreía levemente incomodo y avergonzado. Suspiró cerrando los ojos, para luego así abrirlos y sonreír levemente.

—Los sueños, son como vez tu vida en sentido metafórico, y cada cosa significa algo—comentó Jungkook. —Por ejemplo.. Sueñas que mueres ahogado y alguien esta ahi parado, eso quiere decir que tu mente piensa que estas cambiando debido a los sentimientos hacia esa persona, el color del agua seria el sentimiento—comentó. —Otro ejemplo más sería la proyección de lo que quieres ser, puede ser que dos personas pueden ocupar el cuerpo del otro—explicó mirando de reojo al Kim, el cual presto completa atención.

Las risas de sus compañeros no se hicieron esperar, escuchar decir aquello a Jeon Jungkook, el chico más inteligente del instituto, era completamente divertido y extraño.

—¿Algo con lo que quieras concluir, Jungkook?—preguntó interesada la profesora.

—Una frase...—suspiró mirando a todos. —"Aprecia las experiencias, los sueños se desvaneces cuando despiertas"—inquirió tranquilamente el castaño.—Algo así como los sueño pueden ser lindos e irreales que al despertar ya no veras—añadió. —Eso es todo—soltó.

A pesar del extraño tema, los aplausos recibieron al chico. Sonrió agradecidamente, mientras sus acaramelados ojos se prendaron a los del Kim, el cual sonrió ladino. Tras unas horas, salieron finalmente del instituto, caminaban junto a sus amigos. El peli plata molestaba al rubio.

—Por fin te encuentro Kook—escucharon una voz a sus espaldas.

—Minho—murmuró el Jeon, girando para así ver al pelinegro. Sintió su cuerpo temblar, suspiró tranquilizándose. Lo enfrentaría, lo haría, no se dejaría más.—¿Qué haces aquí?—pregunto con un tono entre molesto y asustado.

—Vengo a por tí—sonrió el Song. —No me iré hasta que aceptes mi propuesta—tomó al chico de la muñeca.

—No quiero ir contigo—respondió en un susurró.

—Perdón... No te escuché—sonrió burlón el pelinegro. —Repítelo de nue...—fue interrumpido.

En menos de un segundo Song Minho se encontraba sentado en el suelo, chasqueando la lengua, alzando la mirada, hasta posarla con molestia en el rubio. Alzó una ceja en alto.

—Él no quiere ir contigo—soltó el Kim.

—Yugyeom...—murmuró el tailandés.

—¿Qué es lo que te pasa Kim?—preguntó el Song, molesto.

—A mí nada—soltó tranquilamente el rubio. —Solo que no aguanto que te acerques a mi novio—abrazó al castaño de la cintura, apegándolo a él.

—¿Tu y él...?—susurró el pelinegro.

—Así que aléjate, imbécil—gruñó el menor.

Observaron como Taemin colocaba la mano sobre el hombro del pelinegro, empujándolo para así pasarlos de largo, no sin antes ver como Mark les miraba y sonreía ladino.

—Gyeomie...—murmuró el castaño.

—Ya sé que me vas a decir Kook—hablo el rubio. —Sé que eres capaz de defenderte solo y que no necesitas mi ayuda... —murmuró.

—Gracias Yugyeomie—respondió Jeon.

El rostro sorprendido de sus compañeros, paseaba de las sonrisas que ambos chicos se regalaban, a los brazos del Kim sobre la cintura del castaño. El primero en salir del asombro fue el tailandés, quien se colocó frente a la pareja.

—Esperen...—hablo Bambam. —Ustedes dos son...—les miró con asombró. Jungkook rió. —¿Desde cuando?—cuestionó.

—Es algo que tenía que pasar, tarde o temprano—hablo el castaño.

—Después del accidente—finalizó el rubio.

—Yugyeom y yo, somos pareja—terminó el Jeon. Todos sonrieron ante ello.

¡Hey! Regresame mi cuerpoWhere stories live. Discover now