Capitulo 2

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Killua dio el tercer suspiro del día, todavía incrédulo.

— ¿De verdad Leorio va a enseñarle algo a Kurapika sin cobrarle ni un centavo?

— Leorio no tiene dobles intenciones, es noble— Gon no tardo en defenderlo, andando con Killua por los pasillos del centro comercial, observando vidriera por vidriera— Aunque, a mí también me parece algo alucinante.

— ¿Tú crees? — A Killua se le antojaban todos los sinónimos de "asombro" del diccionario, pero quedaría como tonto si continuaba obsesionándose con eso— Da lo mismo, Kurapika ya lo acepto como su maestro y sabrá Leorio lo que le espera si no le enseña bien. En vez de estudiar medicina, quedara como paciente internado de por vida.

— No hables así...— Gon sudo la gota gorda, esperando sinceramente que Leorio no fuera a burlarse o engañar al rubio, de lo contrario, la cosa pintaría mal.

— Ya, ya— Killua dio por concluido el tema, perdiéndole el interés muy rápido— ¿A dónde vamos, Gon?

— No sé tú, pero yo voy a ver a Hisoka.

— ¿Tan temprano quieres que te corrompa? — Killua no tuvo ni el disimulo de sonar condescendiente o discreto.

Gon se sonrojo, pero no pudo más que dejarlo pasar. Para el, era natural que otras personas supieran de su amorío con alguien, que no era chica sino hombre, que no era de su edad sino que le superaba por doce años y que en vez de "un pacífico y lindo amor adolescente" se tratara de estar en una relación con el extravagante y –Según doctores— psicópata de Hisoka Morow, no podía desmentirlo, pero solía chocarle el prejuicio de la gente y, como dijo Hisoka, prefería "la diversión del secreto" mientras pudiera, o lo que sea que signifique eso.

— No seas malpensado.

— De ti, me creo todo lo que dices. De Hisoka, nada. Es un animal en celo, ¿Qué no lo ves?

— Si solo vas a quejarte, sigue tu camino antes que entre— Pidió Gon, que no quería pasar una vergüenza otra vez, con Killua y Hisoka echando chispas, a punto de tomar el picaporte del local de eventos sociales.

— No, vamos a probar— Killua fue más veloz y abrió la puerta con su propio cuerpo, aplicando su peso en contra, entrando a la fuerza— ¿Eh? ¡Illumi, que carajos haces aquí!

— ¿Esta es tu manera de saludarme, Kill?

— Serás...

— Killua, que no te sorprenda. Te avise que Hisoka contrato a tu hermano para que le ayudara con los disfraces— Dijo Gon, un poco abrumado porque su amigo reaccionara así cuando le advirtió de ese encuentro docenas de veces.

— Pensé que sería por un tiempo, no muy largo. Hermano, ¿Desde cuando trabajas seguido? — Interrogo Killua, obviando el aspecto colorido, llamativo y brillante del lugar, ya había estado allí antes pero su efecto persistía como la entrada a otro mundo. No obstante, por más alegre y festivo se viera, Killua le veía un tinte ligeramente perturbador y un tanto siniestro, teniendo en cuenta a su dueño y compañía— ¿Padre ha dejado de pasarte dinero?

— Todo lo contrario. He hecho los trabajos que Padre me encargo y, como tenía tiempo libre, ayudo a Hisoka.

Killua arqueo una ceja, sin creerle. Más por costumbre que por pensar que Illumi tenía sus razones para esconderle ese detalle de lo que hacía con su vida en su "tiempo libre".

— Y yo pensando que era un mal comediante— Se carcajeo alguien detrás de una puerta que se abrió con parsimonia, dejando pasar a Hisoka, el dueño indiscutible del local, vestido como un cirquero a punto de presentar a sus fenómenos— Si por "ayudar" te refieres a "exigir el cuarenta por ciento de la propiedad" debiste empezar por ahí para que los niños entendieran el chiste.

Locura en el centro comercialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora