Para ti, feliz cumpleaños. AnaKarenMexicano
Simon
Al fin logré abrir la puerta, aún se me olvidaba que llaves eran.
Había estado cerca de media hora intentando abrir la condenada puerta del departamento que comparto con Penny, pero gracias a su paranoia y excesiva locura, teníamos llaves de lo que fuera que podía poseer una cerradura.
Mujeres... jamás las entendí y no creo comenzar ahora.
Me quité la chamarra que se encontraba empapada por la tormenta y fui a dejarla encima de la lavadora para que se secara un poco.
Me quité las botas y las dejé en el suelo.
Estaba muerto.
Si Baz estuviera aquí, sé que comenzaría a molestarme con mi supuesta obsesión por caminar y ensuciarme en el proceso.
Y no lo culpo.
Estaba hecho un asco, pero jamás lo admitiría en frente de él.
Fui directo a mi habitación para darme una ducha caliente, que relajó mis músculos y me permitió dejar de temblar a causa del frío.
Cuando salí del baño, ya me sentía mucho mejor, al menos físicamente, porque no podía dejar de pensar en Baz, no podía dejar de extrañarlo.
Había ido a visitar a su familia por unos días, exactamente por una semana.
Se suponía que mañana volvería, pero desde el primer día ya comenzaba a extrañarlo.
Suspiré después de colocarme los bóxers y me tumbé en la cama, mirando hacia el techo.
Siempre que éste chico desaparecía, estaba a unos pasos de usar una camisa de fuerza dado que tengo una imaginación muy extraña.
Había intentado con todas mis fuerzas dejar de pensar en el idiota, pero no logré mucho, porque después de ejercitar, de leer, de hablar con Penny, al caer la noche, comenzaba a pensar en él de nuevo.
Consciente o inconscientemente.
Qué raro es el amor.
La tormenta ya había parado y escuché abrirse la puerta principal, seguramente debía ser Penny que había vuelto de la cena con los padres de Micah.
Con la mirada busqué mis pantalones y al ver que no había ninguno a la vista, tuve que levantarme y abrir el armario para ponerme unos con una camisa.
―Francamente, soy fan de que estés semidesnudo, Snow.
Dijo una suave voz detrás de mí y sonreí. Estuve a punto de voltearme de no ser porque Baz me giró y capturó mis labios con los suyos en un suave y lento beso.
Cuando nos separamos, Baz me dedicó una de sus sonrisas picaronas. Dios. Sí era un idiota, sólo que éste idiota era demasiado sensual.
―Mh, amo tus besos, ¿tuviste un lindo picnic?
Sonreí al ver como rodaba los ojos. Oh, sí. Cuanto amaba molestar a Basilton.
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𝘤𝘢𝘥𝘢 𝘱𝘢𝘳𝘵𝘦 𝘥𝘦 𝘵𝘪 》𝘴𝘯𝘰𝘸𝘣𝘢𝘻
Romance𝚄𝚗 𝚙𝚎𝚚𝚞𝚎𝚗̃𝚘 𝙾𝚗𝚎-𝚂𝚑𝚘𝚝 𝚜𝚘𝚋𝚛𝚎 𝚕𝚊𝚜 𝚌𝚘𝚜𝚊𝚜 𝚚𝚞𝚎 𝚂𝚒𝚖𝚘𝚗 𝚎𝚡𝚝𝚛𝚊𝚗̃𝚊𝚋𝚊 𝚍𝚎 𝙱𝚊𝚣 𝚢 𝚕𝚊𝚜 𝚌𝚘𝚜𝚊𝚜 𝚚𝚞𝚎 𝙱𝚊𝚣 𝚊𝚖𝚊 𝚍𝚎 𝚂𝚒𝚖𝚘𝚗. "𝙴𝚜𝚘 𝚏𝚞𝚎 𝚝𝚘𝚍𝚘 𝚕𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚎𝚡𝚝𝚛𝚊𝚗̃𝚎́ 𝚍𝚎 𝚝𝚒 𝚍𝚞𝚛𝚊𝚗�...