CAP.9 -·No se si decirle, o no·-

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Pov. Bill.

Actualidad.

Camino aquella calle que me parece tan fría, aquella que vio mis primeros días como joven independiente, aquella que vio las infinitas lágrimas que mis ojos derramaron por él.

Creo que fue hace unos 2 años cuando pisé por primera ves esta calle, estaba igual, llena de agua, cayendo un diluvio sobre mi cabeza, y un Bill de 19 años, mojado hasta los huesos, con sus ilusiones en el bolso, y un corazón roto en el pecho, llorando mi alma en incontrolables sollozos, con la mano temblando toqué aquel timbre que solo visite unas cuantas veces en vacaciones de verano, a visitar a mi primo Benjamin, ya saben, el típico primo mayor que te hace la vida miserable, tanto o más que lo haría tu hermano mayor, si, ese era mi primo, y si no fuera por él, creo que tal vez yo estaría en algún puente durmiendo. Solo recuerdo que en el momento justo que iba a tocar con dedos trémulos el timbre, cuando él salía con dos de sus amigos de fiesta, y en el momento justo que me vio, su sonrisa se borró completamente para después quitarse la chamarra que traía puesta y abrigarme con ella, y envolverme en un abrazo.



—Was ist mit dir passiert?— al escuchar esas palabras en ese idioma que tanto me costo pero que se escuchaba tan natural para mis oidos, pero que tan feliz aprendí, que él me enseñó. Me aferré a mi primo con todas las fuerzas que todavía tenía mi cuerpo, escondí mi cara en la curvatura de su cuello, mis manos hechas puño sujetaron la tela de su bomber, le hizo una señal con la cabeza a sus amigos, supuse que les dijo que se adelantaran, ya que ambos le dieron una palmada en la espalda al pasar a nuestro lado y él me apartó solo un instante para poder agacharse y recoger mi maleta, rodearme con un brazo y adentrarnos a su departamento.

—Siéntate en la sala pequeño—solo asiento débilmente, no tengo cabeza para palabras, no importa si son monosílabas, simplemente no parecen tener el peso tan ligero que aparentan, me quedo parado frente a la ventana que da a la calle, fijándome en la nada, viendo pasar los carros y a la gente,"la vida sigue, nada se detiene...es como si nunca hubiera pasado", me digo mientras pongo mis dedos en el frío cristal, no se en que momento empiezan a caer lágrimas de mis ojos, o si son gotas que escurren de mi mojada cabellera. Un temblor sacude mi cuerpo violentamente cuando caigo en cuenta que simplemente lo perdí todo; perdí a mis amigos, perdí a mi familia, perdí a mi hermano, pero sobre todo, lo perdí a él, ya no están, lo deje todo atrás, o eso intente al abordar aquel avión que trajo hasta Magdeburg, y no sé en que momento llegue al aeropuerto, o cuando hice mi maleta, inclusive, no se en que momento volteé cuando alguien gritó desgarradoramente mi nombre cuando estaba a punto de abordar, y tampoco se en que momento quise correr a sus brazos pero alguien me lo impidió, mi desesperacion creció al grado que la histeria se apoderó de mi, mis gritos lo llamaban desesperadamente.

—Por favor!! solo un momento!! Solo uno!!—pero el señor me sujeto de la cintura y me arrastro por el pasillo. Con mi brazo extendido, desesperado por agarrar su mano, la cual estaba estirada en mi dirección.

—PERDÓNAME!! BILL!!POR FAVOR PERDÓNAME!!—sus palabras desgarraban mi alma, sus ojos me imploraban que me quedara, que regresara con él.

Y entonces lo supe.

Si quería sanar mis heridas, tenía que irme, no importaba que tan doloroso sería en el momento. Estaba decidido, me iría de Los Angles, me iría de la casa, dejaría a mi familia y amigos, pero si quería empezar todo desde un inicio, desde cero, de la mejor maldita manera, tenía que irme, y con un último grito, partí.

Y si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora