"Alaska"

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Bonnie peinaba su melena rubia en el espejo. Tenía turno doble en el trabajo, y quería tenerlo bien domésticado.

Mirándose en el espejo no encontró muchas similitudes con la Bonnie que era en Palo Alto. Su permanente bronceado se había ido, el rojo de su pelo también, y su maquillaje ahora era más marcado, y la hacia parecer más mayor, más madura.

Suspiró.

¿Que estaría haciendo Lennox ahora mismo? ¿tendria novio? ¿habría vuelto con Scott?

¿Y Jace? ¿Que había sido de su querido amigo Jace? ¿Estaría casado, estaría preso? Desde luego todo era posible.

Con una última pasada con el cepillo, Bonnie salió del baño.

Se encontró un día más aquella casa de madera, el olor a leña, y ruido por todas partes.

Gine estaba estudiando en su cuarto con la puerta abierta, y la música a tope. Ariana Grande y su “Dangerous Woman” rebotaba por toda la casa, y solo eran las nueve de la mañana.
Su amiga llevaba el pelo mucho más largo de lo habitual. Se lo estaba dejando por debajo de las caderas. Seguía siendo de un chocolate claro, y era espeso y pesado. Hacia un año que había terminado el instituto, antes de lo previsto. Cuando llegó a Alaska se centró tanto en sus estudios que para el segundo trimestre ya estaba en las clases de último año. Ya estaba graduada, y había hecho un posgrado en Inglés. Ahora estudiaba para ser traductora en una academia pequeñita pero eficaz en el pueblo vecino. Aprendía a pasos agigantados, y estaba muy contenta. Aún tenía fotos de Jace en el teléfono, y en ocasiones especiales si te parabas frente a su puerta la oias llorar, pero estaba entera. Cómo siempre seguía luchando, superándose y creciendo. Era una heroína, y desde los últimos veinte meses, la mejor amiga que Bonnie tenía.

—Gine, yo ya me voy. Acuérdate de doblar la ropa, y llámame para la hora de comer. Tengo un descanso muy largo, y sabes que odio comer en silencio. —la dijo mientras se ponía su anorak.

Gine levantó la mirada de su libro, y sonrió. Era cierto que sus sonrisas habían perdido fuerza, e inocencia, pero seguían siendo muy brillantes.

—Esta bien. Intentaré no olvidarme de la ropa, y te llamaré a las doce. —dijo.

Bonnie asintió.

—Dile a Cody que le prepare el almuerzo, esta abajo, en la cocina. —dijo ya en las escaleras.

—¡Lo haré! —exclamo Gine para hacerse oír.

Bonnie llegó abajo, y se fue directa a la cocina. Se encontró a Marla bebiendo té en la mesita.

—Buenos días, tía Marla. —dijo con una sonrisa.

Marla la sonrió de vuelta, haciendo arrugas en sus ojos verdes.

—Hoy te veo de muy buen humor, cariño.

Bonnie se encogió de hombros.

—Mi pedido a Amazon llega hoy. Supongo que me da energía. —dijo con humor.

Marla río.

—Un pedido a Amazon siempre es lo mejor de un día, eso tengo que concedertelo.

Bonnie sonrió por última vez, y agarró al vuelo su almuerzo.

Últimamente se había vuelto muy macrobiótica, y solo comía cosas naturales, y sanas. Además de correr cada día, y hacer ejercicio.

Nunca habría podido imaginarse siendo así, pero se había sentido tan vacía después de dejar California que de alguna manera necesito una distracción, y la vida sana era algo que requería mucho esfuerzo, y lo eligió. Y después de los primeros dos meses empezó a sentirse tan bien, que ya no pudo dejarlo.

2. Complicadas Historias de Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora