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Disfrutad de la lectura

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Bianca

—¿Estoy despedida? —es lo único que sale de mi boca en apenas un susurro, tras ojear el documento que mi jefe acaba de entregarme.

Mi jefe me había citado hoy en su despacho tras salir del trabajo, y yo como una ilusa pensé que quizás me esperaba una grata sorpresa, el tan ansiado ascenso que esperaba, ya que ya llevaba seis meses trabajando en esta cafetería y yo hacía mi trabajo con la máxima eficiencia, pero la sorpresa que me aguardaba no fue nada agradable cuando mi jefe me entrego un documento y yo pude leer en la parte superior: "Cese de la relación laboral"

—Bianca, lo siento mucho pero ahora las cosas no marchan muy bien y sintiéndolo mucho nos hemos visto obligados a prescindir de tus servicios, pero tú eres una chica joven y trabajadora así que fijo que en un par de días tienes un nuevo empleo —me dice mi jefe como si fuese un discurso que ya tenía ensayado, supongo que no soy la primera a la que despide y ya tiene bastante aprendido su papel.

Tras estas palabras yo me siento incapaz de decir nada, ya que mi pequeño mundo se acaba de desmoronar como un pequeño castillo de naipes con esta sorpresa inesperada, firmo el documento y salgo de ese lugar sin decir ni una sola palabra, mi ahora exjefe se ha quedado anonadado con mi reacción, pero no ha dicho nada y menos mal que no ha dicho nada porque si me llega a decir algo, la cantidad de improperios que habría salido de mi boca habría sido arrolladora.

Cuando llego a mi pequeño apartamento no dejo de pensar en cómo una vida que comenzaba a ser perfecta se acaba de desmoronar, ya había conseguido entrar a estudiar medicina tras mucho esfuerzo, había conseguido un pequeño y bonito estudio no muy lejos de la universidad, y por último para mantener todo esto había conseguido un trabajo en una cafetería, trabajo con el que me sentía bastante cómoda hasta el día de hoy.

Pero todo se ha desmoronado porque se me ha venido abajo la última parte de la ecuación, y ahora debo pensar en cómo voy a resolver esta difícil situación sin tener que verme obligada a vender un riñón.

Gonzalo

Abro la puerta de casa con cuidado, porque no quiero despertar a Olga. Olga es la mujer más bella sobre la faz de la tierra, su cabello rubio inmenso, sus ojos color azul cielo, y ese cuerpo con esas curvas tan sensuales, hacen que sea la más hermosa y encima es sólo mía, es mi chica, mi rusita. Ya llevamos dos años juntos y hoy mi intención es sorprenderla y pedirle que se case conmigo.

Ella no espera verme hoy, ya que me fui de viaje de negocios y le dije que no volvería hasta el martes, y hoy es sábado y he venido dispuesto a hacerla la mujer más feliz del mundo.

Llevo semanas organizando una pedida de mano espectacular que será esta noche, un mensajero llegará con un ramo de flores y una carta que le informará que debe vestirse de forma elegante y que un coche pasará a recogerla a las nueve para llevarla a una cita inolvidable.

El coche la recogerá y la llevará hasta la puerta de su restaurante favorito, y bueno el más caro de la ciudad, donde yo estaré esperándola y donde cenaremos en una lujosa terraza que he reservado solo para los dos, tras la cena vendrá el postre y por tanto el esperado momento de hincar la rodilla y sacar el enorme anillo que llevo en mi bolsillo, es un anillo de Bulgari, su marca de joyería favorita así que sé que no podrá decirme que no.

Bianca, una dulce Sugar BabyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora