Capitulo Uno... Tesoros en la memoria.

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Alizee no podía contener las lagrimas...

Se sentía perdida, agotada, con el corazón destrozado y sin esperanzas....

En su mente se pasaban, como en una vieja película, recuerdos de su vida junto a su esposo...

Como cuando se conocieron en Londres... cuando ella tropezó con el, chocando contra su duro pecho...

Las miles de disculpas que el le dio, mientras le ayudaba a ponerse de pie...

La linda forma de sus dulces ojos miel...

La súplica que le hizo para invitarla a tomar algo...

Como disfruto con él ese primer café...

Recordaba su primera conversación...

Lo muy persuasivo que fue para que Ali saliera con él.

Su primera cita... una salida a ver una película al cine...

Ese tímido primer beso... que la transporto al paraíso...

Sus incontables paseos...

La primera vez que hicieron el amor... tímidos... ella virgen... el fue muy dulce y tierno.

La primera separación... cuando descubrió por casualidad que el no sólo era Rashid bin Mohammed... si no.. Su Alteza Sheikh Rashid bin Mohammed bin Rashid al Maktoum, Príncipe de los Emiratos Árabes Unidos.

Como, después de unos meses separados y después de interminables noches sin dormir se dio cuenta de lo mucho que lo amaba...

Ese primer reencuentro después de su separación... en el cual el le juró que la amaba y que quería casarse con ella...

Cuando, en medio del bosque y con la luna como testigo de su amor, le pidió que se casara con él, deslizando en su dedo un hermoso anillo de diamantes y zafiros

La primera vez que conoció a la poderosa Familia Real de su prometido... sus miedos y dudas...

Su primera reunión con los padres de su novio... donde se olvido de todo y de los nervios empezó a hiperventilar... la dulce preocupación de Rashid y sus padres... mientras la madre de su novio la tranquilizaba con cariñosas palabras...

Su boda de cuento de hadas en Dubái... donde se convirtió en Sheikah... ella, una humilde y soñadora bibliotecaria, se convertía en una princesa árabe...

Sus primeras semanas en el Palacio Zabeel, tratando de aprender todo lo que podía de sus nuevas obligaciones...

Sus primeras apariciones públicas con su esposo y su suegra... donde se encontraba cómodamente apoyada por su amado Rashid...

Dulces momentos, en los cuales se sentía la mujer más feliz del mundo... soñando con que algún día tendría una gran familia junto al amor de su vida.

Entonces... ese horrible día...

Jamás olvidaría la manera en que encontró el cuerpo de su amado Príncipe... tirado en el baño de su departamento... aun con esa dulce sonrisa en sus labios... transmitiendo esa paz que para ella ya nunca mas existiría...

Ver por circuito cerrado como enterraban a su esposo, sin poder ella estar ahí, fue la peor de sus torturas... mientras las hermanas y la madre de Rashid se consolaban unas a otras...

Después de unas horas... se retiro a su habitación y se acostó en el piso del baño... justo donde había encontrado a su esposo... ahí, entre lagrimas y sintiendo como su alma se partía en pedazos, se durmió...

Dos semanas después...

Ali esperaba sentada en la sala de espera del despacho de su suegro... todos los empleados le mostraban su respeto y la miraban con pena y ternura...

_ Su alteza, el Jeque le espera_ le dijo el amable secretario del Jeque, sacándola de su embotamiento mental.

_ Gracias Ahmed_ le contesto..

Entrar al despacho del Jeque Mohammed le trajo agridulces memorias de cuando era feliz con su querido Rashid.

_ Su Excelencia_ saludo, haciendo la reverencia acostumbrada a su suegro.

_ Querida Ali_ saludo el Sheikh._ Dime que puedo hacer por ti, hija de mi corazón.

Los ojos del Sheikh demostraban preocupación... daba en esos momentos crédito a los discretos informes que le proporcionaban las mucamas de que su nuera no comía y que pasaba las noches sin poder conciliar el sueño...

Su estimada Alizee se veía demacrada, y, por Allah que había perdido peso desde la última vez que la había visto... ese terrible día...

_ Su excelencia... yo..._ lagrimas ardientes y dolorosas corrían sin cesar por sus mejillas_ Quisiera pedir su permiso para regresar a Inglaterra... yo... me gustaría regresar a mi antiguo hogar. Aquí siento que me ahogo, me gustaría que usted entendiera...

_Hijita, por supuesto que me gustaría que te quedaras con nosotros... aquí... con tu familia... Entiende que eres nuestro nexo con mi adorado hijo... eres la mujer que lo hizo tan feliz sus últimos meses de vida... Allah lo tenga con él en el paraíso... Pero si quieres regresar a tu país, no me opondré a tus deseos. Además quiero que sepas que siempre serás bienvenida a este, tu país de acogida. Pondré a tu disposición uno de los jets, para el momento que así lo desees, y por supuesto, tu asignación monetaria por parte del Estado, no se te quitara... es una orden que he dado al ministro del Tesoro.

_ Mil gracias su Excelencia, le agradezco el jet, pero el dinero no es necesario... regresare a trabajar... desde el fondo de mi corazón le agradezco su preocupación por mi, y no quiero sonar desagradecida... pero tengo mis ahorros y puedo, sin problema alguno, pasarla cómodamente unos meses... pero, de nuevo, muchas gracias.

_ Sabes? Eso es lo que siempre me agradó de ti, Sheikah, que eres humilde y sincera... ahora puedo entender por que mi hijo se enamoró de ti... mi Rashid fue muy afortunado de encontrar en este mundo un alma tan linda y pura como la tuya. Aún así, y contraviniendo a tus deseos, se pondrá a tu cuenta ese efectivo... ya será decisión tuya si haces uso de el o no.

_ Mil gracias, su Excelencia_ después de recibir un beso en cada mejilla y hacer una reverencia al Sheikh, se despidió de su suegro.

Tres días después...

Entre lágrimas amargas, Alizee abordaba el jet privado que la llevaría de regreso a Londres.

Ni siquiera su amado desierto, que en ese momento parecía un gran mar de oro, iluminado con los últimos rayos del sol, pudo darle el sosiego que desesperadamente buscaba.

Al llegar al Aeropuerto Heathrow, la recibió un Londres frio y gris... Su mejor amiga, Linda, la esperaba con los brazos abiertos. Instaladas en la limosina proporcionada por el palacio, se dirigieron al departamento que Ali tenia y en donde fue muy feliz al inicio de su relación con Rashid.

Linda había insistido en pasar unos días con ella, en lo que ponía en orden sus pensamientos y agarraba de nuevo las riendas de su vida. En realidad el trabajo lo tenia seguro, pues su amiga era hija de un Lord ingles además de que era la dueña de BookWorld, la antigua librería donde trabajó.

_ Ali_ le dijo Linda_ ya es hora de que te vayas a la cama querida.

_ Bien_ dijo Ali, aunque realmente fue mas que un suspiro.

Días después.

Habían pasado unos días desde que Alizee había regresado al Reino Unido... En esos días no había hecho mas que dormir, aunque no lograba descansar. Su salud había mermado bastante, tanto, que el día anterior y ese había amanecido con fuertes nauseas.

"Muy bien_ pensó_ ya es hora de empezar a recomponer mi vida. Rashid, amor mío, por Allah, te lo pido... ayúdame"

La Vida Puede Comenzar Dos VecesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora