#1177 - La Fiesta en la Selva

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En el pent-house de uno de los edificios más altos de Nueva York, una fiesta muy peculiar se estaba llevando a cabo, donde todos los invitados estaban completamente vestidos de negro con unas espeluznantes y realistas máscaras de animales que cubr...

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En el pent-house de uno de los edificios más altos de Nueva York, una fiesta muy peculiar se estaba llevando a cabo, donde todos los invitados estaban completamente vestidos de negro con unas espeluznantes y realistas máscaras de animales que cubrían sus cabezas.

En la fiesta había personas con máscaras de jirafas, ovejas, lobos, elefantes, caballos, zorros, monos, hienas, cocodrilos, búfalos, osos, antílopes, avestruces, serpientes, conejos y muchos animales más. Siendo el anfitrión de esta fiesta el único con una máscara de león que estaba sentado en un gran trono al fondo del salón, desde donde podía observar todo.

Sin embargo, lo más extraño de esa fiesta era que en vez de cervezas, chips y gaseosas, solo había frutas, huevos, ensalada y agua para tomar y comer, y que los invitados solo podían comer basándose en la dieta del animal que representaban. Las jirafas ensalada, los conejos zanahorias, los monos bananos, etc.

De tal forma, a medida que el tiempo pasaba en la fiesta, todos los animales carnívoros comenzaron a rodear al león cuando empezaron a sentirse hambrientos, hasta que un zorro audaz, en representación de todos, se quejó:

- Su majestad, disculpe la molestia, pero tenemos hambre y en esta fiesta no hay nada que podamos comer.

- ¿A qué te refieres? -preguntó el león confundido, quien había estado todo este tiempo limándose sus uñas desde la altura de su trono al estar seguro de que su fiesta marchaba a la perfección-. Yo veo claramente que hay bastante comida para todos –añadió, abriendo ampliamente sus brazos.

- No, señor, solo hay comida para los herbívoros y omnívoros, pero no hay nada para nosotros los carnívoros.

Enfadado por la estupidez de sus súbditos, el león rugió estruendosamente y, dando un gran salto desde su trono, atacó salvajemente a un antílope que casualmente pasaba por allí, dejándolo moribundo.

- Ahí tienen –bramó el león, regresando a su lugar, mientras que el resto de los animales carnívoros gritaban de júbilo y se abalanzaban sobre el antílope para devorarlo.

Fin.


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