La flecha había sido lanzada, Cupido había acertado.
Ella se había enamorado perdidamente de él, tanto que nunca se percató de lo mucho que dolería caer hasta que por fin tocó suelo por una simple frase:
-Lo siento Marinette, pero no puedo corresp...
La lluvia caía, los pájaros se habían refugiado para encontrar calidez, el sol se enfrentaba en una batalla de poder con las nubes para mostrar su gloria, las parejas pasaban caminando acurrucados unos con otros buscando ese amor mutuo.
Amor mutuo.
Qué frase tan simple pero llena de significado, colmada de sentimientos que pueden carcomer a cualquier corazón llenándose de la mejor dicha o llevándolo al lado oscuro, de las tinieblas.
Adrien estaba hermoso. El cabello empapado por culpa de las gotas cristalinas, su rostro algo rosado por la carrera emprendida, sus ojos zafiro destellando puestos fijamente en los míos y su boca entreabierta acercándose a la mía. Era un sueño, un sueño del que nadie en la vida quisiera despertar.
-Marinette, hay algo que me gustaría decirte- los labios de Adrien solo estaban a un centímetro de mi. Maldita distancia, quería terminar con ella pero mi cuerpo estaba en una especie de parálisis debido a la cercanía.
-C-cla roo, ¿qué su-ccee dee Adrien?- mi voz temblaba. Siempre que me encontrara en su cercanía mi corazón bombeaba a mil por segundos, mi garganta se secaba y el tartamudeo se hacía presente. Patético, simplemente patético.
-Te Amo Marinette- dijo Adrien acortando ese centímetro que para mí eran miles de millas y por fin juntando nuestros labios. Mi cara se había vuelto de un fuerte color carmín y el paraguas que llevaba por la lluvia se encontraba en el piso. El beso era tierno y delicado, las manos de Adrien se habían posado delicadamente en mis mejillas aligerando el toque. La lluvia había dejado de caer dando lugar a un hermoso arco iris y los pájaros comenzaron a cantar como si estuvieran alegres de la misma forma en la que estaba yo. Mi corazón estaba desbordado, mis ojos abiertos de par en par para ir cerrándose lentamente disfrutando de aquel dulce toque.
Era perfecto, todo este tiempo esperando por alguien que nunca pensé que me amaría, todo este tiempo ocultando un amor que cada vez se hacía más fuerte, que ahogaba cada uno de mis sentidos, todo este tiempo esperando para ser correspondida por el amor de mi vida, Adrien.
Nos separamos, los dos sonrojados y sonreímos tímidamente.
-Marinette, siempre...- Adrien seguía hablando como si estuviera en mute. Yo lo miraba perpleja acercando mi oído a su boca pero ningún sonido salía. La imagen comenzó a ser borrosa, el canto de los pájaros se volvió un eco lejano y una fuerte sirena sonó cada vez más lejos a la vez que alguien tiraba de mis cabellos.
-Despierta Marinette- podía escuchar una voz diciendo mi nombre.
-Espera Adrien, no te escucho- levanté mi brazo agitándolo en el aire tratando desesperadamente de que el rubio no desapareciera ante mis ojos.
-Marinette, vas a llegar tarde al colegio.
Colegio, colegio, colegio. La palabra tembló en mis tímpanos.
-Mierda, ¿qué hora es?- me levanté sobresaltada agarrando el reloj, el cual marcaba las 8:30am.- ¡¡¡¡No puede ser, voy 30 minutos tarde!!!!, TIKKI ¿POR QUÉ NO ME DESPERTASTE?- salí rápidamente de la cama cayendo de cara al piso, mis piernas se habían enredado entre las sábanas.
Genial, además de llegar tarde tendría un gran moretón en la frente. Tikki me miraba algo enojada de brazos cruzados.
-Marinette, te llamé 5 veces a lo que siempre me respondías, ¡Te amo Adrien, compremos una casita en el bosque y cuidemos ovejas juntos!- dijo Tikki en un falso intento de imitar mi voz.
La miré asombrada, era la primera vez que se la veía algo molesta.
-Lo siento, Tikki- dije algo apenada poniendo cara de inocente por lo que la kwami revoleo los ojos y negando con una sonrisa se acercó dando una caricia con su pequeña manito en mi mejilla mostrando señales de comprensión.
-Marinette, apúrate, que tu próxima clase empieza en 15 minutos.
Dicho esto, terminé de cambiarme y Tikki entró a mi bolso como era costumbre y salí corriendo directo al colegio.
En el camino se reprodujeron aquellas imágenes que tanto ansiaba que se hicieran realidad. Suspiré. supongo que los cuentos de hadas no existen después de todo.
El sueño, Adrien, el beso.
Había flotado en una fantasía que me había hecho la chica más feliz del mundo pero que en cuestión de minutos la realidad había irrumpido en mi con un balde de agua fría, despertándome de aquel hermoso sueño.
Y allí se elevaba la verdad. La verdad que era tan dolorosa que muchas veces Tikki era testigo de como durante la noche, luego del patrullaje, lloraba en silencio. En mis días cotidianos Adrien no se había confesado y yo era lo suficientemente cobarde como para decirle lo mucho que lo amaba.
Adrien era mi sueño, mi más grande sueño.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡¡¡¡Hola!!!! No soy tan nueva en esto, desde hace mucho tiempo escribo pero nunca pude terminar ninguna historia que andaba por mi cabeza, en cambio esta vez será diferente. Estoy decida en crear una historia que le guste a los lectores y dejarlos conforme. Es una meta algo ambiciosa pero amo escribir así que voy a poner mi mejor empeño.
Amo el romancepresente en Miraculous, AMO LA SERIE, así que por qué no escribir acerca de tales personajes?
Espero que le guste mi historia y acepto cualquier sugerencia que me hagan, esto es para ustedes.
