Capítulo 4 "Cuando El Mundo Se Desmoronó"

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Narrado en tercera persona

*Hace 20 años atrás*

Un flash rojo destellaba por los tejados de Londres dando grandes saltos pasando de un edificio a otro. Una risilla acompañaba aquella entretenida actividad. De un brinco aterrizó cual una bailarina de clásico, delicada, joven y con vida. Era como un cisne, frágil por fuera como si se tratara de un cristal que debía ser tomado con cuidado pero en su interior bramaba fuego ardiente mostrando su valentía e ímpetu.

El último suspiro del sol la iluminó como si fuera la protagonista de aquel atardecer londinense, rasgos ingleses resaltaron ante el cálido destello aclamando ser considerados, cabello oro que poco a poco se tornó rojizo por el ocaso, ojos esmeraldas achinados semejantes a una tarde primaveral de campos verdes cubiertos de margaritas debido a la dicha que contenía su corazón.

Estaba enamorada. Era como si todo su mundo se hubiera reducido en uno, como si girara en torno a una persona. Todo lo que había deseado se encontraba allí, junto a él. Mariposas revoloteaban alrededor embelleciendo aún más la escena.

Sonrió al recordar a su amado, a su compañero de batalla. Él era su todo. Pero había algo que no podía contarle y eso era su secreto. Sería peligroso para los dos y para la futura familia que conformarían.

Sacó de su bolsillo derecho un anillo de compromiso, el cual colocó en su mano izquierda. Lágrimas de felicidad comenzaron a dejar surcos por sus mejillas. Un cúmulo de imágenes pasó por su mente conmemorando ese día, guardado con llave dentro de una cajita que decía "recuerdos más preciados".

Dos noches atrás, la había citado frente al Big Ben, ella había llegado algo tarde al igual que él ya que un akuma se había atravesado en su camino. Cada momento que pasaba junto a Chat Noir, su vida, su amado era eterno, el tiempo se detenía y solo eran ellos dos en el mundo pero... estaba su secreto. Ese secreto que impedía su completa felicidad, no podía saberlo, él nunca tendría que enterarse. Así podría protegerlo de las garras del enemigo.

Se había despedido de él, terminando con su transformación en un callejón observando a lo lejos como una mancha negra se fundía con la oscuridad. Le dio tiempo de que llegara al lugar pactado, había decidido hacerse esperar un poco más para ponerlo nervioso. Amaba la forma en que sus ojos celestes cielo se tornaban de un gris profundo avecinando tormenta. Amaba hacerlo enojar, como se crispaba al mirarlo fijamente liberando un leve sonrojo haciendo que desvíe la mirada al no poder controlar aquellas puras esmeraldas llenas de fulgor. Amaba la forma en que trataba de ocultar su risa cuando decía algún comentario espontáneo y sin sentido permitiendo ver como su rostro se contraía fracasando irremediablemente a la expectativa de ella.

Lo amaba sincera, intensa, y profundamente.

Bajo la luz de la luna, la esperaba él impaciente observando cada segundo su reloj. Una leve risilla lo sobresaltó buscando con su mirada a la ya conocida portadora de esa melodía. Le temblaban las manos, ella podía ser algo torpe y distraída a comparación de él que era serio y decidido pero en aquella ocasión, tenerla avanzando lentamente, fijando sus ojos con un brillo tierno en él, susurrando su nombre con aquellos carnosos y ya conocidos labios era mucho más de lo que un hombre podía soportar.

Tomó una bocanada de aire en un intento de recobrar la compostura y prepararse para aquella proposición que cambiaría el resto de sus vidas.

Ella era un ángel, un ángel puro e inocente que el cuidaría de todo aquel que quisiera hacerle daño.

Su secreto, resonó entre sus alocados pensamientos. No podía protegerla de su secreto, de que en medio de las noches desaparecía de su lecho en donde yacía con ella dándole una estúpida excusa. Algún día tendría que decirle que aquel héroe que ella admiraba y producía sonrisas en su rostro cuando aparecía en las noticias era él. Daba gracias a que era la misma persona, de lo contrario buscaría al responsable de que su novia se pusiera apasionada cuando lo veía.

Siempre Serás TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora